Cuidado con tu voz

Juan Rubio Rodríguez

NUNCA NOS paramos a pensar cómo nos comunicaríamos con nuestro entorno si nos fallara o nos faltara nuestra voz. Desde que nos levantamos por la mañana y nos desperezamos hasta que acabamos el día dándole las buenas noches a alguien, o a nosotros mismos, estamos constantemente utilizando la voz.

Además, es una característica propia y personal de cada uno, por la cual también se nos conoce, forma parte de las razones por las cuales podemos tener más o menos afinidad por los demás.

Y sin olvidarnos de otra parte esencial de nuestra vida: nuestro trabajo. ¿Cuántas personas serían capaces de trabajar sin su voz? La realidad es que muy pocas; la mayoría necesitan de ella en mayor o menor medida. Incluso para muchas personas, profesionales de la voz, es algo más que una herramienta de trabajo, es también una forma de expresión artística, una forma de transmitir sensaciones que hacen del mundo un lugar más agradable.

Vemos que nuestra voz hace mucho por nosotros, nos ayuda en numerosas facetas de la vida cotidiana y es una parte esencial del ser humano. Y ahora nos deberíamos de preguntar, ¿qué hacemos nosotros por nuestra voz?

El español ha sido siempre el paradigma del griterío, ya lo decía nuestro universal Don Juan Tenorio: «Cuán gritan estos malditos, pero mal rayo me parta si en concluyendo esta carta no pagan caros sus gritos». Nuestro entorno cotidiano suele tener un ruido ambiente elevado, tanto en los lugares de trabajo como de ocio y nos haremos oír por encima de los demás cueste lo que cueste, menudos somos…

Así, el hábito de forzar la voz esta tan generalizado entre nosotros que todos alguna vez acabamos por notar fallos, cambios o alteraciones en ella. Y ante esa situación lo primero que se nos ocurre es forzarla más para seguir haciéndonos oír, hasta que nos quedamos afónicos y entonces saltan todas las señales de alarma.

Pero no acaba aquí el calvario de nuestra voz; al contrario, acaba de empezar. Se lo vamos a seguir poniendo difícil a nuestras cuerdas vocales, las responsables de la emisión de la voz: el humo del medio ambiente, las temperaturas muy frías de las bebidas, la sequedad de los espacios interiores que crean las calefacciones y el aire acondicionado y las agresiones del tabaco y el alcohol, fundamentalmente del primero, acaban por crear un entorno muy desfavorable para ellas.

Por eso hay que hacer una llamada de atención, cuidado con nuestra voz, vamos a empezar a tenerla en cuenta y a poner todas las medidas necesarias para protegerla, y las vamos a numerar para que no se nos olviden:

  1. Buena hidratación: es importante, ya que las cuerdas vocales necesitan estar bien lubrificadas. Beber al menos 1,5 litros de agua es una buena medida. Las bebidas alcohólicas y con cafeína extraen agua del cuerpo y disminuyen la lubricación necesaria para las cuerdas vocales. Otro factor que puede afectar la lubricación es un medio ambiente seco, ya sea por causas climáticas o aire acondicionado. También existen medicamentos que producen sequedad, como los antihistamínicos, los antidepresivos y los antihipertensivos.
  2. Utilizar correctamente los recursos vocales, sin forzarlos, acercarse a los demás para hablarles y cuando la voz normal no es suficiente para llamar la atención, recurrir a otros métodos: gestos, palmadas o silbidos. Cuando se quiera hablar bajo hay que disminuir el volumen, evitando hablar mediante cuchicheo, porque esto lesiona más las cuerdas vocales. Además, debemos procurar hablar poco cuando la voz esté ronca.
  3. Ser prudentes con la temperatura de lo que bebemos, las bebidas muy frías o muy calientes provocan irritación en esta zona, así como los aclaramientos de garganta y las tos frecuente.
  4. Evitar el ruido ambiente y cuando no sea posible no intentar hacerse oír por encima de todo.
  5. Evitar los tóxicos, el tabaco, primera causa en importancia como factor de riesgo para la aparición del cáncer de laringe, y de alcohol que, unido al tabaco, aumenta tres veces este riesgo.

Una vez que ya sabemos los cuidados que necesita nuestra voz, también debemos saber dónde acudir cuando se produzcan fallos en la misma, y quien nos puede ayudar a solucionarlos: el medico otorrinolaringólogo. Es el profesional formado para diagnosticar cual es nuestro problema y para darnos la solución adecuada, ya sea médica, quirúrgica o rehabilitadora.

Cuando notemos fallos en nuestra voz, sobre todo de más de 15 días de evolución, es muy aconsejable acudir a visitarlo, nos evitará futuros problemas.

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