Cuando ya ni prometen

LA MINISTRA DE Fomento presenta en Ribadeo un sello sobre el puente de los Santos y no promete que la A-8, en los tramos pendientes en Mondoñedo, quede terminada este año 2013. Políticos y cargos gubernamentales han comprometido la fecha hasta la saciedad. Era, o así se dijo, el símbolo del compromiso del Gobierno con Lugo. Ana Pastor, ministra de Fomento, empleó ayer en Ribadeo el tiempo verbal «podría» para comprometer, o no, el final en Lugo de las obras de la A-8 este año. Pudiera ser todo un referente de un nuevo y riguroso lenguaje político: no prometer lo que ya se sabe que no se va a hacer. Aunque de momento presente matices ese potencial «podrían». La posibilidad de que sea factible depende de si hay voluntad, se libra el presupuesto y se practica la exigencia correspondiente a quienes ejecutan las obras. Más que un «podría», que supone situarlo en manos del destino, quien tiene la capacidad de superponerse a la arbitrariedad de los hados, o sea la ministra que habló, pudo evitar ese modo verbal y recurrir a algún otro más preciso, como se terminará o no se terminará. El lenguaje nunca es neutro. Tendremos que ver la despedida del año para saber qué alcance real tiene «podría». Hace sospechar que el final se aplaza. Será entonces cuestión de tirar de hemeroteca y preguntar a todos cuantos comprometieron la palabra. Los titulares de Fomento parecen mantener una línea constante de olvido de los compromisos con Lugo, incluso en obras de interés general como esta A-8, importante para Galicia, norte de Portugal y también para Lugo. El tren se ha ido al reino de los sueños. Es historia en esta provincia. Y la autovía Lugo-Santiago está en un estado de ejecución que permitiría realizar imágenes para un programa televisivo sobre huellas de platillos volantes en tiempos de los faraones en Egipto.

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