Cuando el reto está en las pequeñas cosas

"DEMUESTRA comprensión —no compasión— y tolerancia". Es una de las normas básicas de trato que aconseja el Centro de Atención a Persoas con Discapacidade (CAPD) de Sarria, el único existente en Galicia —junto al de Redondela— dedicado al cuidado de internos con grave minusvalía psíquica.

Inaugurado el 15 de octubre de 1994, el centro sarriano celebra este mes su decimoquinto aniversario con sus 120 plazas cubiertas y una plantilla de 175 trabajadores.

Desde su apertura, este edificio de 6.550 metros cuadrados de superficie construida y 3.000 metros de entorno y jardines, es el hogar de 120 adultos atrapados en la edad mental de un niño de 7 años.

En estas instalaciones se les presta asistencia para necesidades primarias —comida, vestuario y aseo—, un seguimiento médico constante y atención psicosocial, fisioterapia y terapia ocupacional, entre otros servicios.

Además, "intentamos desenvolver as potencialidades dos residentes, aínda que sexan residuais, para aproximarse á normalidade doutras persoas", explica el director del centro, Avelino Méndez, quien también considera importante "educar á comunidade". De ahí la puesta en marcha de talleres junto con actividades lúdicas para internos tanto dentro como fuera de estas instalaciones con el objetivo de favorecer su "integración social".

Pese a sufrir limitaciones, muchos de los habitantes del CAPD se motivan y superan cada día participando en programas de teatro o en los talleres de cerámica y madera, cuyos trabajos se podrán ver en una exposición y mercadillo el próximo día 30, fecha de celebración del aniversario del centro.

Ingreso
Los usuarios, todos ellos mayores de 16 años y cuya edad media se sitúa en la treintena, padecen en su mayoría un retraso mental catalogado como grave o profundo. Proceden de lugares como Canarias, León, Zamora o Madrid, si bien desde la transferencia del centro a la Xunta de Galicia en el año 1997 —antes dependía del Imserso—, sólo ingresan ciudadanos de la comunidad autónoma, donde son 69.000 los residentes con algún tipo de  discapacidad psíquica.

La Administración gallega corre con los gastos del centro y del personal y cada interno aporta el 75 por ciento de sus ingresos —en caso de tenerlos— o el 50 por ciento de la renta per cápita que le pertenece como miembro de una unidad familiar. El ingreso se establece en base a una evaluación previa del solicitante y a un baremo que "prioriza as rendas máis baixas", apunta Méndez.

Hoy en día, el residente más joven tiene 21 años y el mayor cumplió ya los 70. A partir de los 63 años se equiparan a la tercera edad, lo que da pie a tramitar su traslado a residencias de mayores —en el CAPD de Sarria se derivaron unos cinco internos— si existe consentimiento familiar.

En un elevado número de casos, los usuarios del centro carecen de parientes directos o, aun teniéndolos, son personas de avanzada edad. La trabajadora social ejerce de puente entre la institución y la familia, a la que se ofrece un régimen de visitas abierto.

Personal
Las 119 personas que residen permanentemente en el complejo —la otra plaza se reserva para estancias temporales de uno a tres meses de duración— presentan una dependencia total, de ahí que el CAPD precise una elevada plantilla para prestar servicio las 24 horas del día todo el año.

Sus 175 trabajadores —incluidas contratas privadas— le convierten en una de las principales fuentes de empleo en la villa, a los que se suman más de 200 contratos de interinidad a lo largo del año para cubrir bajas y vacaciones.

Del total de empleados, el grupo más numeroso es el de cuidadores, con 85 personas entre plantilla y acumulación de tareas y fines de semana. Las particularidades del trabajo pueden acarrear estrés y sobrecarga emocional, además de ser éste un centro propenso a las bajas laborales por tirones u otros problemas por esfuerzos físicos.

Los cuidadores "son os que están directamente en relación co residentes. Son os que lles fan as gracias, lles dan as instrucións e se poñen serios", resume Méndez. Según dice, el trabajo con discapacitados psíquicos gravemente afectados "precisa especiais condicións de preparación e personalidade". "Teñen que ser tolerantes, pacientes, saber manexar ben as condutas humanas e ter tesón e persistencia", añade el director, quien asegura que "a dedicación a persoas que necesitan de ti é un dos traballos máis bonitos".

Más allá de la remuneración económica, la recompensa está en el afecto de los residentes, cualidad que derrochan a raudales.

AVELINO MÉNDEZ: ''A piscina climatizada sería moi interesante para nós''
PREGUNTA: ¿Sería positivo para os residentes do CAPD poder contar cunha piscina climatizada nas Insuas?
RESPOSTA: Sería moi interesante para nós. Hai anos iamos á piscina climatizada de Monforte, pero supoñía un coste elevado. De ter piscina aquí, irían residentes aptos para iso e viríanos de marabilla. Esta xente está empadroada en Sarria e son veciños que teñen dereitos. Agradéceselle ás institucións que pensen na maneira de favorecer a estes veciños.

P: ¿Que proxectos inmediatos de obras teñen no centro?
R: As instalacións estanse adaptando permanentemente e todos os anos renovamos material ortopédico e facemos reparacións. Agora mesmo temos previsto remodelar dous baños. Tamén imos arranxar o acceso ó centro e adquirir grúas para elevar pacientes, carros xeriátricos de ducha e sillas de mobilario. Espero que sexa neste ano.

P: ¿Como foi a integración do centro na vila de Sarria?
R: Quedei encantado da aceptación e comprensión de Sarria con estes residentes. Nós tamén tentamos participar en actos sociais, como o desfile de Entroido, porque iso familiariza e faino algo normal. En xeral, trátase de aproximarse á normalidade. Por exemplo, os vasos que usamos son de plástico pero parecen de cristal e os platos semellan de louza. Os residentes tamén van á feira comer o polbo, porque procuramos que sexan iguais.

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