De pequeña, Cristina Vázquez soñaba con que le regalaran un león o un caballo alado y por esa capacidad de imaginación su madre siempre le llamaba ‘Crystilandia’. Ahora ese es el seudónimo con el que firma sus obras esta mujer afincada en O Saviñao, que ha convertido la pintura en su forma de vida.
CRISTINA VÁZQUEZ Domínguez (Barcelona, 1973). Siempre supo que su futuro estaba en el mundo del arte y en Galicia. Estudió Patronaje y Diseño, Bellas Artes y Restauración y con 18 años se asentó en Escairón (O Saviñao), la tierra de la que años antes habían emigrado sus padres. Allí estableció su centro de operaciones. Esta tarde, a las 20.00 horas, inaugura una muestra pictórica en el Centro do Viño de Monforte de Lemos. De su obra destacan la expresividad de los rostros humanos y el color de las composiciones.
¿Se podría decir que llegó a la pintura de rebote?
Antes de pintar hice muchas otras cosas, pero la pintura siempre estuvo ahí, esperándome. Tomaba fotografías, muestras de color y apuntaba ideas pensando en que un día me valdrían para pintar, pero nunca llegaba la oportunidad ni el tiempo de dedicarme a ello.
¿Cuándo empezó a pintar?
Hace poco más de un año me quedé