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DE LA NULA SIMPATÍA por los medios de comunicación del ministro de Hacienda había indicios y hasta noticias, cuando ya se manifiesta en sede parlamentaria, como ayer, no hay duda. Montoro vinculó, y explicó, las críticas que recibe por lo que está sucediendo en la Agencia Tributaria por los problemas económicos de las empresas informativas y las dificultades que algunas puedan tener para cumplir puntualmente con Hacienda. A las empresas informativas, más o menos, les sucede lo que a muchas otras de otros muchos sectores. Algo que debe saber y debería preocupar, para resolver, al ministro de Hacienda. La intervención de ayer estuvo fuera de tono para quien pide colaboración con las instituciones. No es la primera. Ni la última.

EL ESPERPENTO

Cuando Francesc Homs, portavoz de la Generalitat, responde a PP y Ciutadans que tienen como único proyecto político «la liquidación de Cataluña como nación con mentalidad imperialista», por las críticas al simposio ‘España contra Cataluña’, podría parecer que estaba en debate tabernario o en mitin para parroquianos incondicionales, pero no en el Parlamento de Cataluña. El derecho a decidir lo convierten los más activos nacionalistas catalanes en esperpento. De estar hablando ante los espejos del madrileño callejón del Gato. Si en otros momentos políticos anteriores hubo excesos claros, con utilización de sentimientos bajos, y falta de tacto por parte de ‘Madrid’, no desmerece nada, para mal, de aquello ni se queda atrás, ni en el fondo ni en la forma, el lenguaje, los mensajes y las actuaciones de los Homs y demás compañía de independentistas catalanes que quieren decidir. Un simposio de historia no debería ser de parlanchines y la respuesta con congresos de «la verdad» recuerda aquella que denunció Machado, ¿tu verdad? No, la verdad y ven conmigo a buscarla. Un día como ayer brillaba el permanente argumento de Mariano Rajoy el sentido común.

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