La Justicia acaba de poner el punto final a la investigación por las decenas de robos cometidos en una veintena de iglesias parroquiales de toda la zona sur de la provincia. L.P.F. se reconoció ayer como culpable de los mismos, por los que aceptó una pena de dos años de prisión. Los cometió en compañía de su entonces pareja S.G.V., que también reconoció su participación en los hechos como cómplice, por lo que fue condenada a un año de cárcel.
La sentencia, que ya es firme puesto que fue dictada de conformidad con las partes por el juzgado de lo Penal número 2, también incluye que ambos indeminicen a las víctimas de los robos en cerca de 43.000 euros, aunque es bastante improbable que esto suceda dada su situación económica. Él, de hecho, está cumpliendo pena de prisión en Bonxe.
