Conciliar también es cosa de ellos

Elba, Álex y Xela.
photo_camera Elba, Álex y Xela.

Cada mañana, Álex Penas deja a sus dos hijas, Elba, de 5 años, y Xela, de 3, en el colegio. Son las 08.30. Previamente, toda la familia ha acompañado a Cristina, la madre de las dos pequeñas, a su trabajo. Acto seguido, el responsable local del BNG en Lugo se dirige al Concello, donde le espera una larga e intensa jornada laboral.

Las niñas se quedan en el recinto escolar hasta las 15.30, hora a la que toda la familia se reúne de nuevo. Aunque por poco tiempo, ya que las obligaciones de Álex lo reclamarán de nuevo por la tarde. Eso sí, la hora de la cena y de los cuentos es imperdonable, salvo algunas excepciones. «Cando me metín de cheo na política faleino primeiro coa miña parella. E si, adquirín ese compromiso, por eso hai que intentar organizarse: están o teléfono, o correo electrónico... que axudan tamén nesto da conciliación», asegura. Álex considera que él forma parte de un colectivo en el que todos y cada uno de sus integrantes aportan su granito de arena. «Non teño un obxectivo político individual e tampouco creo nos liderazgos da hiperpersoa», señala.

La paternidad fue un auténtico descubrimiento para el responsable local del BNG, quien asegura que le ha ayudado a ser mejor persona. «Pode parecer un tópico, pero ao mesmo tempo descubres que case todos os tópicos son verdade», reflexiona. Ahora los cuatro están aprendiendo a patinar. Además, forman parte de la asociación Medrando en Lugo, que les ayuda a disfrutar de muchos momentos de ocio en familia, algo primordial: «A vida cos nenos é enriquecedora».

Enriquecedora, pero dura. Y aunque el día a día se va salvando, el conflicto llega con los periodos no lectivos. «Polo de agora, que son pequenas, seguímolas levando á gardaría pero, ¿que pasa máis adiante? É un verdadeiro problema», dice con preocupación.

El martes no va a ser un día especial para ellos, aunque tal vez Elba y Xela traigan alguna manualidad para su padre hecha en el colegio. Álex entiende que hay que disfrutar de la paternidad en el día a día, sin fechas prefijadas, y los cuatro juntos han creado unos lazos de unión especiales.

Al frente de un Concello

También busca conciliar su puesto como alcalde en Sober con su vida familiar el ‘popular’ Luis Fernández Guitián. Sus hijas, Mencía, de dos años, y Candela, de un mes, reclaman su presencia a diario. «Cando me casei, hai once anos, miña muñer quixo esperar para ter fillos. Daquela eu era profesor de música e tiña máis tempo, agora a alcaldía require unha maior presenza e hai que saber levalo», cuenta.

Fernández Guitián sale de su casa a las ocho de la mañana y no regresa hasta última hora de la tarde. Es alcalde porque quiere y porque le gusta. «Son o único do concello que ten dedicación exclusiva e isto trae unha serie de responsabilidades. É verdade que moitas veces demasiadas e que a familia tamén necesita a miña implicación neste ámbito», reconoce.

Los abuelos juegan un papel fundamental en esta casa. «Ambos traballamos, e ademais tocamos na banda municipal de Ourense, polo que necesitamos axuda». Así que el fin de semana es su bastión para compartir un tiempo de calidad. Candela todavía es muy pequeña, pero a Mencía le encanta revolver entre los papeles de su padre. «Gústalle moito furgar comigo no ordenador e nas miñas cousas», dice con orgullo. Y es que la pequeña ha encontrado en su padre el cómplice perfecto para sus trastadas: «Como estou pouco na casa, réñolle menos e está desexando que chegue eu para que me poña do seu lado e a apoie».

El deporte, nexo de unión

Tito Margaride ha encontrado en el deporte un punto de encuentro con sus hijos, Miguel, de 14 años y Ana, de 20. Ambos han heredado su pasión por el atletismo, aunque la joven ha dejado de practicarlo, centrada en sus estudios universitarios.

Cada mañana, Tito se dirige al Pazo Universtario, donde trabaja. Por la tarde se dedica en cuerpo y alma a Miguel, que juega al fútbol en el equipo cadete del CD Lugo y practica atletismo, también a alto nivel. «Eu son o seu taxista e como deportista de élite que fun, gózoo ao máximo», cuenta orgulloso.

Desde entonces, las cosas han cambiado. Tito recuerda que el nacimiento de su hija mayor lo cogió en plena actividad deportiva. También coincidió con su trombosis: «Daquela non lle podía ofrecer unha dedicación plena a miña filla e o apoio da miña muller foi fundamental».

El Día del Padre, el próximo martes, toda la familia se reunirá en torno a una mesa para disfrutar de una comida especial. «Quizais ovos fritos con patacas, que nos gustan a todos», ríe. Después, por la tarde, a entrenar, algo que para Tito Margaride también es especial: el poder disfrutar, junto a sus hijos, del deporte que ha marcado su vida.

Dedicación exclusiva

La familia es el motor del odontólogo Eduardo Bena de Rette. Este argentino lleva ya 22 años en Lugo, donde han nacido sus dos hijos:Sol, de trece años, y Martín, de diez.

«Es muy complicado porque esta profesión te exige muchas horas de trabajo y hay que estar actualizado continuamente», cuenta Eduardo. Además, están los viajes, los cursos y su papel como tesorero en el Colegio Oficial de Odontólogos de Lugo. Todo suma para tener que hacer auténticos malabarismos a la hora de conciliar. Por eso, las horas de la comida y de la cena se han convertido en su punto de encuentro.

«Mi familia es mi razón de ser y siempre que tengo un día malo pienso en ellos, para que eso me ayude a tirar para adelante», dice esbozando una sonrisa Eduardo, al que le gusta compartir los momentos de ocio con sus hijos. Martín juega al fútbol y Sol, al balonmano. Su padre es su fan número uno e intenta no perderse ni un solo partido. «Además, a todos nos gusta la música y viajar e intentamos hacer muchas cosas juntos en este sentido», asegura.

El Día del Padre es una fecha especial para esta familia, ya que desde que los chicos eran pequeños siguen el mismo ritual: Eduardo permanece en la cama hasta que sus hijos acuden a despertarlo y hacerle entrega de algún regalo o dibujo que hayan estado preparando. Tras las felicitaciones y besos inician la jornada. «Además, este año iremos a comer fuera los cuatro, para romper un poco con la rutina», apunta.

Empresario

Para Iván Prado, la organización es fundamental a la hora de conciliar la vida laboral y familiar. Este empresario entiende que cuando uno está al frente de un negocio es muy complicado llegar a separar ambos ámbitos, pero que hay que imponérselo como si fuera una obligación. «No es fácil porque la empresa te exige muchas horas, pero a partir de cierto momento del día intento dedicarme en cuerpo y alma a mi familia. Silencio el móvil y a disfrutar...», explica el responsable de Nuevos Jardines.

Su hija Alma tiene dos años y lo primero que hace cuando suena el teléfono es reclamar a su padre. «Me hace muchísima ilusión. Al final del día lo que más deseo es llegar a casa y estar con ella», dice orgulloso.

Iván reconoce que no son momentos fáciles para nadie, pero él ha decidido tener una familia y por eso hay determinaciones que son inamovibles. «No puede ser que la niña crezca sin la figura de su padre a su lado», explica. Para el fundador de Nuevos Jardines, resulta tan importante crecer empresarial como personalmente, así que él ya ha aprendido a delegar. Iván cree que toda persona tiene un límite y cuando una firma como la suya está en plena expansión hay que tener muy claras ciertas cosas.

Iván afirma, convencido, que no quiere perderse ni el más pequeño detalle del crecimiento y desarrollo de Alma. «Me encanta ver como va descubriendo nuevos conceptos, como va creciendo... Además, intento ver con ella sus programas de televisión preferidos para comentarlos juntos, compartir momentos de juego... Su compañía es muy especial», señala emocionado.

Faltan tan solo dos días para el Día del Padre y, en su caso, la tradición va a reclamar su cuota de protagonismo. Esta familia, como muchas otras, lo celebrará como más les gusta: reunida.

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