En los tiempos que corren uno se para a pensar que es bien mejor reírse que llorar, y el Carnaval es la época perfecta para ello. Bajo el disfraz vuelan las preocupaciones y manda la fiesta, y una buena fiesta es la que se armó ayer por la tarde en Xove, con uno de los desfiles más logrados, divertidos y participativos de cuantos se recuerdan.
Una comitiva casi interminable desfiló desde el colegio, pasando por la travesía, hasta el pabellón, donde les esperaba una fiesta a los más pequeños. Fueron éstos los primeros en abrir el desfile, justo detrás de la charanga Axé de Guntín, que marcaba el paso. Por las calles circularon desde los clásicos payasos y princesas hasta los sentados en una montaña rusa, que, para qué negarlo, fueron la gran sensación del desfile y con sus vaivenes arrancaron montones de sonrisas.
