Código para todos

ACORDAR, aprobar y aplicar un código ético para los funcionarios públicos, en la Xunta o en cualquier otra administración, no debería verse como ofensivo por nadie ni para nadie. El argumento vale igual para una empresa privada; en muchas existe. Aplicar un código a todos los funcionarios para nada diluye la buena o mala imagen que exista de los políticos. Escudarse en los problemas de los políticos para rehuir un código ético para todo el personal de la administración autonómica es un ejercicio de oposición pero no un argumento que se sostenga.

FRAUDE

La condena a la cantante Ana Torroja a pagar 1,5 millones de euros por fraude fiscal no hay que verla como ejemplarizante para el contribuyente. Como un aviso. Pero sí se puede presentar como una muestra de prácticas de incumplimiento de las obligaciones fiscales en sectores y personas muy diversas. Como una necesidad de profundizar en auténticos valores éticos en esta sociedad que en ocasiones se escandaliza por lo anecdótico, por la transgresión de la norma y no del valor. A veces sucede incluso con figuras públicas que transmiten mensajes contrapuestos radicalmente con prácticas fiscales de absoluta insolidaridad. El acuerdo o desacuerdo con la presión fiscal que existe en España no puede ser excusa para que quien gana el dinero aquí pretenda no tributar aquí.

EL DÍA DESPUÉS

Tras el debate en el Congreso sobre el traspaso de la competencia de referendo consultivo a la Generalitat, queda abierto el camino de negociar salidas legales. La cuestión catalana alguna vez habrá de dejar de ser algo que hay que «conllevar», y darle respuesta dentro de España.

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