Cinco años que cambiaron completamente el verano

Pocos ponteses imaginaban hace una década que podrían disfrutar de la playa sin tener que recorrer kilómetros de distancia. A la puerta de casa, el lago transformó la imagen de la localidad y el ocio estival de los vecinos y los miles de visitantes que pasan por el arenal. En los últimos dos meses, lo eligieron unas 23.800 personas.
Playa de As Pontes
photo_camera Playa de As Pontes

"¡Papá corre, ven, el agua está buenísima!", se escucha gritar a un niño desde la orilla, sorprendido al meter el pie por primera vez en ese gigantesco lago -pese a sus grandes proporciones, con más de 865 hectáreas de superficie, la temperatura media en la playa es de 22 grados-. Y a los pocos segundos se lanza sin dudarlo. "¿Qué tal?", pregunta su padre. "Genial, es una playa de verdad", responde. Y sigue a lo suyo.

La playa artificial de As Pontes acaba de cumplir cinco años, desde que el cierre de la mina le dio un empujón a la villa para acercarla a la costa sin moverla del suelo. Abrió sus puertas el 20 de agosto de 2012 y en seis veranos ya se ha convertido en un espacio más y completamente integrado en la vida estival de los ponteses, al tiempo que ha situado la localidad en el mapa, como ejemplo de transformación ambiental y punto de visita turística.

En un lustro, el lago se ha convertido en escenario de múltiples actividades acuáticas, que el Concello quiere ampliar con la pesca


"Cada vez viene más gente. Voy a tener que empezar a estudiar idiomas, por lo menos francés y alemán", dice medio en broma, medio en serio, Laura Fojo, responsable del chiringuito azul, el nombre con el que la gente lo distingue del otro bar, el rojo, que abrió un año después.

Llevan tanto tiempo en la playa casi como la arena, esa que "algunos critican porque es dura y otros prefieren porque no se pega", dice su pareja, Eduardo Iruzubieta. "El lago funciona muy bien. Pero el turista más importante es el sol. Si él viene, el resto también", explican, mientras aseguran que "la gente se va encantada". "Eso sí, nos tuvimos que memorizar la historia del lago", apuntan.

En estos cinco años, han pasado por la playa pontesa miles de personas. Muchos, gente del pueblo, que ahora puede permitirse el lujo de no tener que hacer kilómetros con la sombrilla, la colchoneta y las toallas para disfrutar de la playa. Y otros, sobre todo los que llegan los fines de semana, gente de paso y visitantes movidos por la curiosidad que se trasladan desde distintos puntos del mapa.

Desde el Punto de Información Turística, que abrió a finales de junio, contabilizaron en estos dos meses el acceso de unas 23.800 personas, lo que supone una media de 400 visitantes al día, solo en su horario de apertura, de 10.30 a 13.00 horas y de 16.00 a 20.00.

Además del sol, las ganas de coger un tono más de moreno o disfrutar de un buen chapuzón sin riesgo de congelarse ni la barriga ni los pies, los deportes son otro de los principales reclamos del lago. El pantano siempre fue epicentro de actividades acuáticas, pero la apuesta se ha reforzado con este nuevo espacio.

El club de vela, que roza los 80 socios, duplicó sus cifras desde que se trasladó al lago. Los barcos y el windsurf atraen cada vez a más aficionados. "Da gusto navegar, hai entrada de vento limpo dende calquera lado, e nunha superficie tan grande créase oleaxe", dice el presidente del club local, Xosé Guerreiro. A él y a los otros compañeros de juegos de eolo, se suman los equilibristas que hacen paddle board con el club náutico Folixa o los que disfrutan de los remos con el club de piragüismo.

La tirolina, la portátil urbana más larga de Europa, ha sido la última apuesta de una empresa que ha visto en el lago un escenario lleno de posibilidades, un lugar que pese a cambiar poco de aspecto desde su gran transformación, ha dado un salto de gigante para coger carrerilla.

De su catalogación como zona minera, pasó a liberar sus aguas al mundo —ya son de dominio público de Augas de Galicia— y los terrenos que lo rodean también cambiaron de manos. Ahora de titularidad municipal, ya se estrenaron los primeros nueve kilómetros del perímetro del lago con la Senda da Memoria, que suma una zona nueva para los que disfrutan del paseo a pie o en bici.

"El lago se va consolidando, a pesar de las dificultades burocráticas y a un largo periodo de crisis ", valora el regidor pontés, Valentín González Formoso, mientras repasa una larga lista de pruebas deportivas de gran relevancia como el Ironman, la Samurai Xtreme, el Enki Pro, campeonatos de voleyball, piragüismo o vela.

"Ahora empieza lo bueno. Estamos muy ilusionados. Ya no hay limitaciones de titularidad y hay muchas cosas aclaradas, aunque quedan otras", dice, y habla de posibilidades de navegación y de su próxima apuesta. "Vamos a solicitar a Conservación da Natureza que se levante la veda para abrir el lago a la pesca. Hay una población de peces importante", explica.

Son obras anunciadas de cara al próximo verano —el Concello dotará de electricidad, red de saneamiento y abastecimiento de agua la playa, donde instalará varios módulos prefabricados—, el compromiso de abrir todo el perímetro del lago y muchas reivindicaciones en el aire, como vestuarios o un mejor acceso peatonal, el lago va ganando espacio. Huele a crema solar. El sol aprieta. El baño no deja sal en los labios. Pero la playa es real. De verdad, sí, como decía el niño que se bañó el otro día por primera vez.

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