Cinco años después

ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO celebra en el arranque de marzo el quinto aniversario de su primer triunfo electoral en Galicia. Lo hace en condiciones políticas que le permiten mirar con optimismo hacia una oposición que no logra el desgaste de quien ocupa el poder y administra en tiempos de escasez. La gestión y la anticipación en las decisiones para paliar los peores efectos de la crisis son dos de los principales puntos de apoyo que presenta el discurso del presidente. En esa vertiente, a la que quiso meter puntilla el nuevo líder socialista, José Ramón Gómez Besteiro, cuando valoró estos cinco años, no parece que vaya a encontrar la oposición la vía del desgaste para el ejecutivo que preside Núñez Feijóo. El globo de la crispación y las malas formas en el Parlamento le explotó, de momento, a la oposición. Aquí sí parece confirmarse aquella sentencia de Giulio Andreotti: el poder desgasta pero más desgasta la oposición. Son cinco años de recesión sobre los que ha transitado Feijóo con problemas tan graves como el desempleo creciente, la pérdida de poder adquisitivo de las familias, la desaparición de las cajas, el cierre de empresas, los parches de urgencia por la ausencia, que viene de atrás y continúa, de un modelo de economía productiva y competitiva para este país. Un modelo consensuado entre todos y para cimentar, con independencia de colores, desde la política de infraestructuras, los incentivos, la educación y formación profesional o la investigación. Cuando la estadística que llega de Europa, como sucedió esta semana, nos muestra una Galicia todavía con un PIB y un poder adquisitivo por debajo de la media de la Unión, habrá que ver la ineficiencia y la mala administración de los cuantiosos fondos que se recibieron de Europa. Primó en dos décadas la improvisación, la política clientelar, localista y partidista, la prisa por la placa y el botín, entre otros, de los cursos de formación.

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