Chantada protegió a cuatro de las 22 mujeres que en 2015 denunciaron maltrato

El partido judicial, que reúne seis municipios, está entre los que menos órdenes de alejamiento dictaron en toda la comunidad gallega
Concentración en Chantada en 2014, cuando Sonia Figueroa quedó herida por un disparo de su pareja
photo_camera Concentración en Chantada en 2014, cuando Sonia Figueroa quedó herida por un disparo de su pareja

Durante el año 2015 un total de 22 mujeres del partido judicial de Chantada —que engloba los municipios de Antas de Ulla, Carballedo, Chantada, Taboada, Monterroso y Palas de Rei— presentaron denuncias relacionadas con casos de violencia de género. De esa cifra solo se dictaron órdenes de alejamiento para cuatro de los casos. El 2014 hubo 18 denuncias y cuatro órdenes y en 2013, un total de 24 denuncias e, igualmente, cuatro órdenes de alejamiento.

Los datos los puso sobre la mesa el colectivo Ve-la Luz, que trabaja contra el maltrato de las mujeres, pero las cifras proceden de las propias estadísticas que publica el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) e indican que el juzgado de Chantada dicta uno de los números más bajos de órdenes de alejamiento de Galicia junto a los de O Carballiño y Betanzos. En los tres partidos judiciales, y según los datos de 2015, solo se imponen órdenes de alejamiento en el 18% de los casos denunciados y solo Cambados, con un 8,7% de órdenes, les supera.

El colectivo Ve-la Luz considera que estos casos son especialmente preocupantes, aunque la media de Galicia tampoco permite ser positivos, ya que solo se protege en la comunidad a dos de cada diez mujeres que denuncian.

POR FAX. Pero la cifra de órdenes de alejamiento no es lo único que critica Ve-la Luz del partido judicial chantadés. El colectivo alerta de que en los últimos días el fiscal despachó un caso de violencia de género por fax, sin ver a la víctima, y la jueza rechazó la orden de alejamiento en base a esa documentación, alegando que "solo se presenta parte médico en estas lesiones menos graves, no hay testigos de las agresiones y ella continuó viviendo con él a pesar de las agresiones relatadas, aunque no dependía económicamente y tardó siete años en denunciarlo, justo cuando él habló de la intención de dejarla".

Para Ve-la Luz, en este caso "se culpabiliza a la víctima y el reto es enterrarla en un proceso de recurso". Añade que "durante el proceso, la denunciante no podrá acceder a ningún tipo de ayuda psicológica ni económica, encontrándose desprotegida".

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