Centenares de romeros de O Naseiro comenzaron ayer las tareas de desarme de las cabañas instaladas para vivir la Romaxe do Bo Xantar. Con rostros de cansancio y ojeras quedan ya pocas ganas de la juerga que los invitó a escapar de la ciudad para asentarse durante cinco largas e intensas jornadas en el valle de San Pedro, al lado del río Landro.
Pandillas y familias se juntaron en la mañana de ayer para un menester no tan grato, como es la recogida de todos los enseres trasladados al campo, aunque con la mirada puesta en finalizar pronto dicha tarea, que además suele llevar menos tiempo que la instalación.