Censura

Con el mayo del 68 de fondo, el periodismo y la política de la época se preguntan por la censura y sus consecuencias. Qué se censuraba y por qué, si es que existían unos parámetros lógicos en un régimen anacrónico como el franquismo de finales de los sesenta. La extraña conclusión final es que no había tal cosa en Lugo. Como en Venezuela, que dice Ramón Chao que es el único sitio donde no existe. Llegados a este punto va a haber que definir el concepto, no vaya a ser que hayan conseguido lo que se proponen: creernos de verdad que nunca ocurrió.

En lo que sí coincido con Chao es en la idea de que la censura evoluciona, pero no desaparece. La nueva sociedad interconectada revela la inutilidad de quienes siguen viendo en el control de la información un arma para dirigir conciencias. El excesivo dominio de los medios convencionales por las elites tradicionales hizo que ciertas culturas, normalmente asociadas a movimientos juveniles, se buscasen la vida por su cuenta. Y el viejo fanzine de los ochenta se reconvirtió en digital: en blogs, en foros y en listas de correo, multiplicando exponencialmente la circulación de información y eludiendo no sólo la censura, sino el control de la información y de los gustos. No es sólo Internet la que desvirtúa la censura, es la nueva sociedad de redes la que modula la información, la opinión y la movilización, si hace falta. Es decir, que la censura como negación de la información ya no es efectiva. Tanto censores como informadores tradicionales tuvieron que evolucionar.

Recientemente, con la llegada de la antorcha olímpica a San Francisco, la organización decidió anticiparse a los manifestantes que querían apagarla cambiando el recorrido a última hora. Los manifestantes se organizaron mediante twitter (una herramienta web similar a los blogs pero para textos más cortos y sin fotografías, y se recibe la información en diferentes dispositivos) y páginas web. Para informar de todo esto, los medios tuvieron que correr tanto o más que los ciudadanos. El San Francisco Chronicle repartió reporteros por la ciudad, y pidió la colaboración ciudadana para que les enviasen fotos y pistas sobre el recorrido cambiante. Los manifestantes eludieron el control policial y la movilización de la organización, y consiguieron una vez más trasladar sus protestas a los medios de comunicación con las nuevas herramientas.

La evolución de la censura vendrá por ahí, por la renovación de las herramientas de control y la anticipación al ciudadano, que seguirá esquivándola como buenamente pueda.

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