Castiñeiras atribuye al exdeán, al que amenazó, relaciones impropias

El autor confeso del robo del Códice Calixtino, Manuel Fernández Castiñeiras, atribuye al exdeán de la Catedral de Santiago José María Díaz, al que según miembros del Cabildo amenazó públicamente, "actitudes que iban más allá de lo humanamente paternal" en el manuscrito de quince folios presentado en el juzgado de instrucción número dos de Santiago.

En este acta de manifestaciones, el exempleado del templo gallego da cuenta de los "cafés" que supuestamente se tomaba con algunos religiosos y de cómo le daba algo de pena "presenciar", al menos, una "intensa relación sentimental" de José María Díaz con otra persona algunos años más joven que él y a la que se dirigiría con un diminutivo cariñoso.

"La amistad que (Díaz) tenía conmigo hacía que me contara a mi todas esas cosas", aduce Fernández Castiñeiras, y detalla que la condición sexual del exdeán la percibió antes de que él mismo se "la reconociera" y la "viera" con sus propios ojos.

Fuentes del Cabildo señalaron en su momento a Efe que Fernández Castiñeiras amenazó al exdeán, al ver que no le ayudaba a cobrar una alta suma de dinero que según él se le adeudaba, con arruinarle la vida. "Te voy a hundir, vas a caer", le habría dicho según las fuentes.

José María Díaz presentó su dimisión como deán a finales del año pasado y este cargo lo ocupa en la actualidad Segundo Pérez, que hoy ha comparado el modo de operar de Fernández Castiñeiras, que sufrió un ictus en septiembre del año 2005, con la estrategia del calamar, una especie que cuando está acorralada suelta tinta, aunque ha preferido no hacer más declaraciones y ha remitido al abogado que ejerce la defensa del Cabildo.

Miembros del Cabildo consultados por Efe han opinado que la intención del electricista está clara y es la de "calumnia que algo queda".

Fernández Castiñeiras acusa no solo a José María Díaz, sino a otros canónigos y a formadores que visitaban a los seminaristas por las noches y, tras arroparlos, "les decían: hay que taparse que te va a coger el frío".

Aparte de estos detalles, el otrora operario del templo gallego alerta en su texto de que cuando llegaban ofrendas en cestos o recipientes de plata, y "jamones buenos", algunos cogían lo mejor y se lo llevaban. "El resto lo veía yo entrar por la puerta que va a la sacristía pero ya habiendo vaciado parte", prosigue.

A una de las personas a las que cita le atribuye el papel de ser la que más presumía de coger dinero y cuenta que "cuando había un puente iba siempre a Tenerife a pasarlo, sobre todo los Carnavales, además de las vacaciones reglamentarias que le correspondían".

De otro, explica que se hizo con una casa de tres plantas con buhardilla y bajo, "uno o dos pisos que tenía aparte" y "otro que le compró al hijo".

Cita, asimismo, a un tercero, que "tenía dos pisos, que el declarante sepa", además de "dos casas con su pequeña huerta y un famoso caserío con una plantación de castaños sobre mil metros cuadrados" en Verín (Ourense).

"A mí cuando me dijeron 'los pecados de los demás no limpian mis pecados', que no soy yo un pecador, me sentí muy triste, porque llevaba tiempo pensando en cómo hacer para que la gente se entere de lo que estaba pasando en la Catedral de Santiago de Compostela", reflexiona.

La Catedral de Santiago ha anunciado que acudirá a la justicia tras estas declaraciones, que ha desmentido. El letrado José Antonio Montero, encargado de la defensa del Cabildo, explica hoy en un comunicado que estas manifestaciones de Manuel Fernández Castiñeiras, que rechazan, solo persiguen "desviar la atención de lo que es el objeto del procedimiento" abierto por la sustracción del libro, "no dudando para ello en ofender y ensañarse con quienes son las verdaderas víctimas", los religiosos del templo, "que quedan sometidas así a una doble victimización".

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