''Yo no tengo problema, pero hay gente que dice que va a buscar otra cousa''

Como tantos otros opositores gallegos, Carmen también ha vivido los difíciles inicios en el mundo de las sustituciones del ámbito docente. Califica este momento como ''un trance que tienen que pasarlo todos'', pero que va haciéndose menos complicado a medida que pasan los años y los integrantes de las listas ganan antigüedad.

Lo más duro son los primeros años. ''Los inicios son muy difíciles. Es bastante complicado coger los bártulos e ir para donde te mandan. Estás donde no te interesa'', explica Carmen, que ahora se siente medianamente afortunada por poder trabajar en un instituto que dista de su domicilio a unos tres cuartos de hora.

Y es que hace cálculos y cree que es viable desplazarse cada día al centro escolar si la distancia no supera los 90 minutos. ''Hasta hora y media puedes pensar en ir y volver. Más de eso, no'', sostiene esta profesora de Lingua e Literatura Galega en un instituto de secundaria de la provincia de A Coruña.

La clave está en la capacidad de aguante de los opositores. Muchos de ellos tienen que esperar varios años hasta que reciben la primera llamada para efectuar una sustitución. Es el caso de Carmen, que se presentó a los exámenes en 1999 y cubrió la primera baja ''hace cuatro o cinco años''. Su posición en las listas le otorga buenas expectativas de futuro.

Pero no todos los opositores están en la misma situación. ''Yo no tengo problema, sé que me van a llamar. Pero hay xente que me dice que va a buscar otra cosa'', señala. Las personas que se han ido integrando en las listas en los últimos años son las que lo tienen más complicado para acceder a las sustituciones. Y en la actual coyuntura económica, la capacidad de aguante se reduce todavía más.

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