Este mes hace un año nos dejó una buena esposa, buena madre y una amable y servicial persona que nunca negó un plato de comida al más pobre. Una mujer que no necesitó ir a la Escuela de Cocina, sino que con su naturaleza, su esfuerzo y sacrificio, su cocina y sus platos se hicieron famosos, por ejemplo sus callos, sus platos de caza, etc.
Junto a su marido Manolo de El Recreo, que ponía el final con su famoso café cortado (gente que iba de viaje y sino a propósito, venían a tomarlo, para muchos uno de los mejores). Cuánta gente de todas las clases sociales venía a comer y siempre se marchaba con una sonrisa y dándole las gracias por disfrutar de su comida.
En los últimos años, antes de que le llegaran las tinieblas, fue muy feliz porque se sentía protegida por el amor y el cariño de su sobrina Esther y su hermano J. Ángel. Ella la cuidaba, la paseaba, para ella era una hija que nunca tuvo.
Para terminar quiero decirte allá donde estés que te sigo queriendo aún más que antes. Y pedirte que me perdones, como siempre has hecho.