Cárcel para una banda asentada en Lugo que robaba en Galicia y Asturias

Fueron condenados a cuatro años por asaltar al menos cinco casas, donde llegaron a sustraer joyas por valor de 20.000 euros. La Policía localizó objetos robados en su domicilio de la capital

Tres integrantes de una banda de ladrones asentada en Lugo -que actuaba en la comunidad gallega y en la zona de Asturias- fueron condenados a sendas penas de cuatro años y cuatro meses de cárcel, ya que la Audiencia Provincial de Gijón concluyó que son los autores de al menos cinco asaltos a otras tantas viviendas, registrados hace dos años.

La banda fue acusada de cometer al menos cinco robos con fuerza en viviendas habitadas. En concreto, se les imputan cinco sustracciones cometidas entre los días 12 de junio y 22 de julio de 2014 en las localidades de Argüero (Villaviciosa), A Rúa (Orense), La Fresneda (Siero), Oleiros (A Coruña) y Villamil (Tapia de Casariego).

En uno de los robos, concretamente en la Fresneda, los acusados sustrajeron en un domicilio multitud de joyas, que fueron valoradas en 20.855 euros, además de otros objetos de valor. Poco después de este robo, la Policía localizó un ordenador portátil y una esclava de oro que los acusados habían vendido en un establecimiento de compraventa de oro. Para vender los objetos robados, la banda utilizó un carné de identidad y un permiso de conducción falsos.

En Tapia, los ladrones se llevaron un televisor y varias botellas de vino, mientras que en Oleiros sustrajeron camisas y ropa deportiva con el logo de diferentes equipos de fútbol. Gran parte de estos artículos fueron localizados por los investigadores en el domicilio que los acusados tenían alquilado en la capital lucense.

La sentencia recoge que los efectos intervenidos en esta vivienda "se corresponden con los fueron sustraídos en los robos denunciados, sin que tal conclusión pueda considerarse ilógica, arbitraria o irracional".

MÓVILES. Además de que los artículos robados aparecieron en su domicilio, el rastreo de sus teléfonos móviles situó a la banda en los lugares donde se cometieron los hechos. Los sospechosos tenían los teléfonos intervenidos y los peritos señalaron en el juicio que "las conexiones durante esos días tuvieron lugar en antenas muy próximas al lugar de autos".

El fallo concluye que las localizaciones geográficas eran fiables y que el hecho de que no se pueda determinar la ubicación exacta "no desvirtúa el valor de la prueba". Por otra parte, las transcripciones de las conversaciones mantenidas entre los acusados también revelaron que no estaban en esos lugares "haciendo turismo" -tal y como alegaron en el juicio-, ya que hablaban de seguimientos y vigilancias.

TESTIGO. El fallo considera también como prueba fundamental que en el robo cometido en la localidad ourensana de A Rúa, la dueña de la vivienda pudo ver por la ventana un Seat León de color gris, que coincide con el vehículo alquilado por uno de los acusados. Según explicó, vio como las personas que se bajaban del coche saltaban la verja e intentaban acceder a su vivienda.

El Tribunal considera así que hay pruebas suficientes para condenar a los acusados como autores de un delito continuado de robo con fuerza en casa habitada.

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