''Cuando pitaba el tren yo salía corriendo para verlo pasar''

Me crié en Francia en un ambiente muy español. Mi padre era de una familia de emigrantes con orígenes en Astorga, aunque en realidad fue curiosamente mi madre, francesa, quien me transmitió la curiosidad y pasión por España. Recuerdo que de pequeña me despertaba gran interés un libro llamado ‘Tras el Pirineo’ que me creó intriga por este país y que en mi casa se escuchaba a Juanito Valderrama y música de tuna. Viví hasta los cinco años junto a la vía férrea, conocí las locomotoras de vapor y, dos o tres veces al año, mi familia y yo viajábamos en tren. La línea de Irún era para mí como una señal, una clave que me transportaba mentalmente a un mundo por descubrir. Muchos años más tarde, y después de muchas vueltas en la vida, descubrí que en Monforte había una locomotora Mikado en el Museo del Ferrocarril y viajé hasta la ciudad por primera vez motivada por ese patrimonio.

Martina Campo / Monforte de Lemos

Barriga Verde

Un Coruña-Lugo de 1906

Como todos los gallegos, llevaba dinero para el billete de ida y el de vuelta en el Shangai.

Julio Fernández / A Fonsagrada

El primer viaje fue con siete años, de Lugo a Madrid, en coche cama y dos noches seguidas una de ida y la siguiente de retorno. El motivo, acompañar a mi padre para que no viajase solo. La primera noche con el nerviosismo prácticamente no pegué ojo. Siendo mi primer viaje a Madrid, me impresionó especialmente la llegada a la capital viendo todas las luces de las casitas de la sierra y sobre todo la entonces estación del Norte, algo grandioso, comparado con la modestia de la estación que teníamos y tenemos en Lugo.

Demetrio Fernández López / Barreiros

Mi primer viaje en tren es imposible de olvidar. Fui a jugar un partido de baloncesto con mis compañeros en Sarria. Teníamos 11 años y era una mañana de estas heladas en las que los chavales no pasan frío calentados por la ilusión.

José Ramón Gómez Besteiro / Sarria

Recibí la citación que se me hacía, para mi presentación en los exámenes de Toledo, un día caluroso de julio. Acompañado por mi padre, emprendimos el viaje hacia Madrid. Deliciosa fue la primera parte del viaje en el recorrido por Galicia, pese a las incomodidades que el trayecto entrañaba por su difícil trazado y deficiente estado de la vía. Una mejora importante había tenido recientemente el viaje: la incorporación al pasaje de primera de algunos vagones de corredor, en los que podía el viajero levantarse y moverse durante el recorrido. La parte más molesta del trayecto era el paso entre Lugo y León, por los numerosos túneles, con sus humos asfixiantes y el abrir y cerrar ventanas, para aliviar la situación. Pronto disminuyó la vegetación y empezaron a presentarse los montes pelados, solo alterados por la zona de viñas del valle del Bierzo.

Francisco Franco Bahamonde / Lugo

Soy hijo de ferroviario, así que puedo casi asegurar que nací en un tren. Un cuarto de vida la hice en el tren y el otro cuarto viví pegado al tren, o sea que media vida es tren. Recuerdo mis primeros años en Bilbao, vivíamos en una casita; los viajes en tren de Bilbao al Barco y ya más tarde los viajes de Monforte a Barcelona (durante los periodos vacacionales de la época de estudiante).

Julio Álvarez Núñez / Quiroga

Dado que nací en una parroquia del ayuntamiento de Guitiriz que cuenta con estación de ferrocarril, mis primeros contactos con el tren los recuerdo desde muy niño, tanto viéndolo pasar por la vía cuando acompañaba a mis padres o abuelos al pueblo, como cuando viajaba en él para ir a la feria de Parga, o bien a Coruña y Lugo donde tengo familiares. Me gustaba mucho el famoso traqueteo del tren. La verdad es que eran viajes muy gratos, pero como niño, sobre todo me resultaban emocionantes, con mucha gente en los vagones y mirando por la ventanilla continuamente para no perderme nada de lo que ocurría durante el viaje, viendo pasar los postes y los árboles y quienes esperaban en los andenes de las estaciones para subir o esperar a alguien que venía en el tren.

José Tomé Roca / Guitiriz

Mentres estudaba, con 12 ou 13 anos, vivía coa miña madriña no barrio Feixóo en Lugo, a vía do ferrocarril pasa pola Ponte Romai e cando pitaba o tren eu saía correndo para velo pasar. Esa foi a primeira vez que vin o tren.

Darío Xohán Cabana / Lugo

José Torres, el subdirector de la emisora fue el verdadero armadanzas de aquella iniciativa en la que participaron miles de lucenses: fueron varios los Trenes de la Alegría que se desplazaron a A Coruña. Durante el trayecto, aparte de cánticos, se desarrollaban actividades como la elección de Reinas del Tren de la Alegría. En la segunda edición lograron el entorchado Juli Pinto, Poli Teijeiro y Marujina López Fariñas. La tercera edición de esta fiesta ferroviaria se celebró en el mes de agosto de 1962; en ella participaron mil seiscientas personas que viajaron en 15 vagones. El tren partió a las ocho y media de la mañana completamente engalanado y, por primera vez, un tren de viajeros llegó al centro de la ciudad por la vías que llegan al puerto coruñés. En esta ocasión las reinas del viaje fueron Finita Caramas, Marujita López y Conchita Méndez.

Paco Nieto / Lugo

Vivía yo entonces en San Roque, casi frente a la iglesia, y en la noche se oía desde mi cuarto el largo pitido de la locomotora: «Ese tren va al sur», me decía ensoñando; ensoñaba «ligeros paisajes dormidos en el aire», tal y como dice el verso de Cernuda.

Álvaro Cunqueiro /Lugo

Os cataláns da luz tamén querían facer un ferrocarril que enlazase Ribadeo con Baamonde pero quedou en nada. Iso sería un grande avance naquela época porque as comunicacións entre Vilalba e Baamonde para fornecerse de mercadorías facíanse con recuas de cabaleirías, pero a pesar das presións da entidades locais non foron quen de conseguir o tren. Conseguiron abrir as rúas que comunican con Ferrol, Lugo e Baamonde porque antes eran vellos camiños tipo Macalan que se xuntaban no nó da Madalena.

Xosé Luis Novo Cazón / Vilalba

Moi pouca xente ía a Lugo, inda que había xente que tiña ido a pé -en realidade son trinta quilómetros de distancia-, e outra que ía a cabalo á feira do San Froilán. Pero era unha viaxe que se facía en tren, e meu pai facíaa algunha vez. Para min a importancia sorprendente desa viaxe estaba mesmamente en que se ía en tren.

Ramón Piñeiro / Láncara

En otra ocasión hube de hacer un viaje fatal. Salimos de Lugo a las siete o siete y media de la tarde. Llegamos a Monforte y allí detuvieron el tren porque había descarrilado el que venía de Madrid en la estación de Montefurado. Toda la noche estuvimos detenidos en Monforte. Yo me fui a la fonda de la estación y tomé una cama. A las ocho de mañana siguiente, salimos de Monforte. En Montefurado tuvimos que apearnos, tomar nuestro equipaje, y caminar al borde de un precipicio a cuyos pies corría el Sil. Por fin, pasamos al otro tren que nos esperaba para llegar a Madrid. No habíamos recorrido más que algunos kilómetros cuando se paró el tren en la estación de La Granja por haberse recalentado la máquina. Estábamos muertos de hambre. Nos apeamos y fuimos hasta el pueblo que queda en una hondonada. No encontramos ni pan. Por fin llegué a Astorga ya por la tarde y hube de esperar hasta las diez de la mañana siguiente para tomar el tren de Astorga-Salamanca-Madrid. ¡Horrible! Lo cuento para que aprendan un poco los que se quejan hoy de incomodidades.

Lázaro Montero / Monforte

Antoloxía da Memoria de Lugo:El Progreso: luns, mércores e sábados.TeleLugo: martes, ás 22.00 horas. Reemisión diaria. Dirección: José de Cora. Imaxe: Memé Díaz. Ilustracións: Vinicius. Fotografía: Arquivo EP.

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