Cae parte de un muro en Samos, en pleno paso del Camino de Santiago

La pared sufrió un derrumbe en Lastres, donde los vecinos temen que el problema vaya a más, con el consiguiente peligro
Las piedras caídas del muro ocupan en parte el camino, por el que pasan peregrinos y vecinos
photo_camera Las piedras caídas del muro ocupan en parte el camino, por el que pasan peregrinos y vecinos

Un muro sufrió un derrumbe parcial en pleno Camino de Santiago a su paso por el núcleo de Lastres, en la parroquia de Santiago de Renche (Samos), de modo que las piedras ocupan en parte la pista por la que transitan peregrinos y vecinos, acarreando un riesgo para los usuarios de la vía y una mala imagen de la ruta.

Los vecinos ya alertaron hace años sobre el peligro de caída de esta pared, de propiedad particular, parte de la cual se vino abajo a finales de la pasada semana. Temen, además, que la situación pueda empeorar y que se produzcan nuevos desprendimientos de piedras, por lo que reclaman que se adopten medidas.

La pared de contención está cubierta de maleza y, con el derrumbe, se rompió también una tubería que vertió agua al camino. El muro en cuestión se encuentra en el centro de Lastres, en un paso estrecho por el que transitan los peregrinos del Camino Francés, además de los propios vecinos que, según indican, solo tienen este acceso para varias casas.

Algunos aseguran haber evitado durante estos días circular con el coche por temor a que se produzcan más desprendimientos a su paso. "Se decides transitar, vas con preocupación", apunta una de las residentes en Lastres.

El incidente del muro ya fue puesto en conocimiento del Concello, cuyo alcalde, Julio Gallego, visitó la zona acompañado de un trabajador municipal para apartar las piedras del camino y colocar una cinta que advierte del peligro, señalan los vecinos, quienes recuerdan que justo ahora comienza la temporada alta en el Camino de Santiago, por lo que esperan soluciones a esta problemática.

El núcleo de Lastres se hizo conocido hace meses en la ruta jacobea por la presencia de unas curiosas señales a la entrada del pueblo que advierten a los visitantes de la prohibición de defecar.

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