Cadeiras se llena de jóvenes

Un campamento scout formado por más de un centenar de personas permanecerá junto al santuario hasta el día 30
El grupo scout Eslabón, este jueves en el entorno del santuario de Cadeiras, en Sober.
photo_camera El grupo scout Eslabón, este jueves en el entorno del santuario de Cadeiras, en Sober.

«Cadeiras es un lugar de una belleza natural espectacular», asegura Manuel López Parrondo, uno de los monitores del grupo scout Eslabón de Pozuelo de Alarcón, que incluye a más de cien personas, entre monitores y niños, que están acampadas en el entorno del santuario de Cadeiras, en Sober.

Este grupo de excursionistas llegó ayer a Sober, donde permanecerá hasta el día 30, con un objetivo claro, «pasar unos días lejos de la vida en la ciudad y la tecnología para disfrutar de la naturaleza», explica el monitor. Según Manuel López, que está acompañado por otros 24 monitores, este tipo de actividades, que realizan una vez al año, «sirve a los jóvenes para aprender a hacer cosas de la vida cotidiana por su cuenta, los hace más activos e independientes», asegura. Los cerca de cien niños y jóvenes de entre cinco y 21 años que participan en este campamento establecido en Cadeiras aprenden a ser autosuficientes ya que están divididos en varios grupos y en función de la edad realizan actividades concretas y se encargan ellos mismos del mantenimiento del campamento. «Entre todos afrontamos trabajos de limpieza y también montamos el campamento, preparamos la cocina y las duchas», cuenta López.

Para el grupo scout Eslabón de Pozuelo de Alarcón, que llega a su 40 aniversario este año, el campamento en la Ribeira Sacra no es su primera actividad en Galicia, ya que en otra ocasión visitaron Melón, en Ourense. «Cuando buscamos el lugar para acampar este año vimos varios sitios de Galicia y al final, por su ubicación tan privilegiada, nos decidimos por Cadeiras», dice el monitor. «Es un lugar maravilloso porque está próximo a un núcleo de población y, al mismo tiempo, se encuentra lo suficientemente apartado como para tener un contacto directo y de convivencia con la naturaleza», añade.

Rutina

El día a día del campamento comienza a las nueve de la mañana para media hora más tarde estar todos preparados para la formación, que consiste en cantar, colocar las banderas e informarse de las actividades del día. A las diez y media es tiempo del desayuno, al que seguirán diversas actividades hasta el almuerzo, a las dos.

Tras un tiempo de ocio, a las cinco se retoman las tareas y a las nueve es la cena. Después hay nuevos cantos y juegos para despedir el día. Son jornadas que para muchos terminarán dando las buenas noches al río Sil desde el mirador que existe a pocos metros del santuario.

La finalidad de la actividad es que los participantes disfruten de la naturaleza alejados de la ciudad y las nuevas tecnologías

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