Borja Iglesias: ''Me gusta escribir desde pequeño, lo hago por necesidad psicológica''

Con 33 años, Borja Iglesias ha visto publicada su primera novela, una idea que le rondaba en la cabeza, pero que no pudo hacer realidad hasta conseguir la necesaria estabilidad laboral, que alcanzó lejos de su San Cibrao natal, en Canarias, donde trabaja como psicólogo clínico.

escribir le sirve para evadirse de la realidad diaria y es una necesidad que siente desde pequeño.

¿Qué le llevó de San Cibrao a Canarias?

Me trasladé por motivos profesionales. Cuando acabé el PIR en el Hospital Clínico de Santiago en el 2005 me dediqué a la práctica privada de la psicología y a la docencia. Mi objetivo era trabajar en la sanidad pública y las opciones laborales en Galicia eran escasas por lo que decidí irme a Canarias donde sí había trabajo. Conocía estas islas porque había estado de vacaciones en varias ocasiones y me parecía un buen lugar para vivir ya de no estar en mi tierra.

¿Desde cuando escribe?

Con ochos años escribí mis dos primeros cuentos. Uno de ellos, ‘El lápiz mágico’, trataba de un niño que se parecía demasiado a mí que había conseguido un lápiz que hacía solo los deberes. En la adolescencia escribí un poemario y en torno a los veinte varios relatos cortos. La idea de realizar una novela era un proyecto que tenía aparcado porque no se daba la coyuntura necesaria para desarrollarlo. Durante los años de la carrera, la preparación del examen PIR y la residencia, donde ya empecé a dar clases, no disponía ni del tiempo ni del espacio mental que requiere una empresa tan ardua. Cuando llegué a Las Palmas en el 2007 empecé a vislumbrar la posibilidad de hacer realidad este objetivo al tener un trabajo con horario matutino de lunes a viernes que me permitía compaginar mi profesión con mi actividad literaria. Comencé en el verano de ese año y la versión final se entregó a la editorial en noviembre del 2010.

¿Cómo surgió la idea para su primera novela?

La necesidad psicológica de escribir es lo que me mueve a hacerlo. En ocasiones la vida es más áspera de lo que nos gustaría y se define por su carácter limitado y finito. La literatura permite, como lector o escritor, trascender ciertas limitaciones que impone la existencia y ofrece la posibilidad de vivir en la piel de personajes ficticios vidas que no podrías vivir.

¿Sobre que versa?

‘Ceballos Urquijo’ relata cómo se entrecruzan tres generaciones de dos familias, los Ceballos y los Urquijo, desde un pequeño pueblo palentino hasta Madrid, desde la Guerra Civil hasta la actualidad.

Está ambientada en Palencia y Madrid, dos escenarios en principio alejados de sus lugares de origen y residencia. ¿Le resultó muy difícil?

Sí, resultó difícil. Opté por situar los personajes en una época y en unos escenarios no muy conocidos para mí con el propósito de mantener la objetividad que te otorga el describir la realidad desde una perspectiva externa menos contaminada de prejuicios. En mi segundo libro he decidido acercarme a los lugares donde se ha desarrollado mi biografía para reducir el peso que tiene la documentación en la construcción de la novela y centrarme con más intensidad en el propio acto de escribir.

¿No es muy complicado para alguien nacido en democracia hablar de un periodo tan convulso y extenso en nuestro país, como fue la Guerra Civil, la postguerra, la dictadura o la Transición?

‘Ceballos Urquijo’ no es una novela histórica porque esos hechos son sólo el telón de fondo y lo que permanece en primer plano son las historias de los personajes que aparecen en la trama. Ese contexto tiene que tratarse con rigor, de forma que nada le chirríe al lector y alcanzar este objetivo requiere un laborioso trabajo de documentación; fundamentalmente a través de documentales, libros de ensayo, entrevistas, literatura y cine de la época y libros de historia. Afortunadamente internet te ofrece una herramienta muy útil para esta tarea, pero hay ciertos datos concretos de la vida cotidiana de las personas que es difícil encontrar.

¿En quiénes se basó para los personajes?

Son ficticios y no están basados en ninguna persona real que yo haya conocido. Su biografía, personalidad y aspecto físico son inventados. Sólo hay una parte de la vida de un personaje que está basada en alguien que vivió esos hechos y a quien tuve ocasión de entrevistar.

¿Qué acogida está teniendo?

Mi principal objetivo era escribir una novela y disfrutar de su creación. Adicionalmente, conseguí publicarla en una editorial que financió íntegramente el proceso de edición, algo complicado hoy en día para un autor novel, y pude incluso rebasar esa meta inicial. Estoy muy satisfecho en relación a cómo van las ventas del libro y las críticas recibidas.

Creo que prepara ya su segunda obra. ¿Puede avanzar algo?

Estoy trabajando en mi segunda novela desde hace unos meses. En ella habrá un narrador en primera persona, a diferencia de ‘Ceballos Urquijo’ en la que hay un narrador omnisciente en tercera persona. El marco temporal y espacial en el que se desarrolla la acción es más conocido para mí dado que los hechos transcurrirán en los últimos treinta años entre A Mariña, Santiago y Las Palmas de Gran Canaria. La historia relatada se centrará en un personaje principal en oposición a la anterior en la que los diferentes personajes constituían una obra coral.

¿Que tal la vida en Canarias? ¿Echa algo de menos de San Cibrao?

Estoy muy a gusto en Las Palmas a nivel personal y profesional. Lo mejor que tiene Canarias es un clima que hace cierto el tópico de la eterna primavera. La luz que tenemos y ver el mar en cualquier dirección que mires te proporciona mucha energía. Pero es inevitable echar de menos muchas cosas de Galicia y de San Ciprián, sobre todo los amigos y la familia. También se añoran muchos aspectos de los que no eres consciente cuando estás allí y quizás no valoras en su justa medida, como los paisajes, el verde, las estaciones, la lluvia y el frío, las comidas típicas o ciertas costumbres que nos son propias. Lo mismo diría de la idiosincrasia y cultura gallega, sobre todo de los lazos apenas visibles que te unen a los demás sin que te des cuenta. El estilo de vida y la forma de ser canaria es muy diferente a la gallega y a veces se siente uno un tanto extraño.

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