Besteiro se lanza a la piscina

EL PRESIDENTE de la Diputación de Lugo y secretario general de los socialistas gallegos, José Ramón Gómez Besteiro, se ha lanzado a la piscina desde el trampolín más alto con su anuncio de presupuestos participativos. Es decir, se ha comprometido a que todo el tejido social de la provincia será oído para recoger sus propuestas en las cuentas de la entidad para el 2015. El objetivo es, por lo menos en apariencia, que el ciudadano intervenga de la forma más directa posible en la gestión pública, algo loable, pero muy arriesgado políticamente, porque dejar a todos contentos es una utopía y los mosqueados, los que no vean reflejadas sus demandas, montarán más ruido mediático que los satisfechos.

El primero que utilizó el término presupuestos participativos en la provincia fue, a principios de los noventa, un novato concejal de economía del Ayuntamiento de Lugo, que después sería el alcalde que pasará a la historia por rehabilitar el casco histórico y ahora es diputado en el Congreso. Fue el popular Joaquín García Díez el que comenzó a usar el término cuando llegó al gobierno de Tomás Notario con aire fresco e ideas nuevas. Aquel intento se quedó en casi nada, simplemente en la solicitud de propuestas a las asociaciones vecinales y pedáneos con la intención de que las obras que planteaban tuviesen prioridad a la hora de proyectar y presupuestar. Pero, no se hizo nada más, ni cuando García Díez llegó a la alcaldía, porque el procedimiento era muy complejo y nadie auguraba buenos resultados.

Ahora, el que coge el toro por los cuernos es el presidente de la Diputación. A Besteiro no le ha dado un arrebato, ni mucho menos, porque su equipo lleva desde el año pasado buscando un sistema para que la consulta social resultase realmente viable, efectiva y creíble. Han estudiado los pocos antecedentes existentes en España, concretamente en varios ayuntamientos de más de 200.000 habitantes de Madrid y Andalucía y un proyecto piloto en la Diputación Foral de Guipúzcoa, pero el experimento es nuevo, porque, según dijo Besteiro en la presentación del plan, en Lugo va a haber una «participación plena», en la que los ciudadanos «podrán explorar cada recuncho» de las cuentas provinciales.

El sistema que han encontrado es comprometerse con la Confederación Galega de Asociaciones de Vecinos (Cogave) a escuchar a 130 colectivos de la provincia y para ello tienen previsto organizar reuniones en todas las comarcas a lo largo de los próximos meses. Por el momento, el presidente de estas entidades, Jesús Vázquez, presentó el proyecto acompañando a Besteiro y se mostró completamente entregado, calificando el momento de «histórico» y aprovechando para criticar a la Federación Galega de Municipios y Provincias (Fegamp) por ignorar sus propuestas durante tres años.

Sobre el papel, todo parece muy bien pensado, pero la ejecución del proyecto va a ser más difícil. Los problemas no van a surgir en las reuniones con los representantes vecinales -porque lo que es escuchar, a Besteiro y su equipo no se les da mal-, sino cuando se elaboren los presupuestos y aparezcan unas obras sí y otras no. Entonces, será inevitable que surjan voces quejándose de que no han sido convocados o no se les ha hecho caso y no van a faltar las acusaciones de partidismo.

Por el momento, al proyecto solo le han salido detractores en privado, porque públicamente el PP no ha abierto la boca. Los críticos solo ven otro golpe de efecto del presidente de la Diputación que se quedará en papel mojado. Además, la iniciativa desprende cierto tufo electoralista, porque las primeras cuentas en las que se aplicaría esta consulta popular sería en las del 2015, cuando se celebran las elecciones municipales, a las que el líder socialista parece cada día más dispuesto a presentarse.

A la espera de ver si la experiencia, pionera en España, funciona o no, lo cierto es que Besteiro desde que es secretario general del PSdeG ha pasado del modo estudios y planes estratégicos al de medidas tan concretas y materializables como las cláusulas sociales y ahora la participación vecinal en los presupuestos, aprovechando la presidencia de la Diputación para exportar a Galicia su nueva propuesta política. Ahora, falta que los proyectos fructifiquen y el líder socialista pueda sacarse de encima el sambenito, que no es gratuito, de que vende solo humo y buena imagen. En caso contrario, Besteiro llegará a las elecciones municipales de 2015 y a las autonómicas del 2016 con muy poco que ofrecer al electorado. Con los presupuestos participativos, se ha lanzado a la piscina de cabeza y desde el trampolín más alto. Habrá que ver si tras sumergirse en las aguas es capaz de remotar a la superficie y salir airoso de la apuesta que él mismo se ha planteado.

(Publicado en la edicion impresa de El Progreso el 13 de abril de 2014)

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