Besteiro prepara su salida de Lugo

EN SU ÚLTIMA visita a Galicia Pedro Sánchez presentó a José Ramón Gómez Besteiro como el próximo presidente de la Xunta. Fue un desliz del líder del PSOE que, al igual que su homólogo gallego, acostumbra a presumir de que es hijo de las primarias, pues fue elegido a través del voto directo de los afiliados en un improvisado proceso que se ensayó primero en Galicia.

Aquel día de diciembre en A Coruña, cuando sentía que el suelo temblaba bajo sus pies por los movimientos para desplazarlo por parte de la andaluza Susana Díaz, Sánchez se saltó un trámite, el de las elecciones internas que en algún momento debe celebrar el PSdeG-PSOE para elegir a su cabeza de cartel en las autonómicas, previstas para el 2016. Ante esas primarias Besteiro aparece efectivamente como el gran favorito, pero todavía falta mucho tiempo y la situación en el PSOE en general y en el PSdeG en particular resulta muy complicada.

De momento, Besteiro se prepara para dar un paso al frente en ese camino, al no presentarse a la reelección como presidente de la Diputación de Lugo y centrarse así en la política autonómica, como líder de los socialistas gallegos a tiempo completo y no de forma parcial como ha venido haciendo desde que en septiembre del 2013 sucedió a Pachi Vázquez.

En las diversas ocasiones en las que le han preguntado, Besteiro no ha aclarado cuáles son sus intenciones de cara a las municipales del 24 de mayo a las que debería concurrir como concejal si desease repetir en la Diputación, pues los miembros de estos arcaicos organismos son elegidos entre los ediles de las fuerzas políticas que obtienen representación en cada uno de los partidos judiciales. Sin embargo, sí ha expresado su planteamiento de defender la limitación de mandatos, con un máximo de ocho años de permanencia al frente de un órgano ejecutivo, principio que, a su juicio, está vinculado con la celebración de primarias entre la militancia, procedimiento que es uno de los dogmas del nuevo PSOE, aunque en ocasiones a Sánchez le traicione el subconsciente.

Salvo un acontecimiento extraordinario, Besteiro abandonará en julio la presidencia de la Diputación, esa por la que ya pugnan las dos aspirantes del PP, la actual portavoz de la oposición, Elena Candia, del sector de José Manuel Barreiro, y Raquel Arias, delegada de la Xunta y patrocinada por el sector más afín a Feijóo. Sin embargo, no está nada claro que los populares vayan a reconquistar el que fue uno de sus grandes feudos en Galicia.

Es cierto que el PSOE está débil y que acumula un gran desgaste en Lugo, tras la confesión de su exconcejal Fernández Liñares del cobro sistemático de comisiones ilegales, hechos probados que se suman a las imputaciones que tiene pendiente el alcalde Orozco, aunque éste ahora crea haber renacido ante la falta de evidencias en su contra. Pero el PP también está débil, no sólo por el desgaste en España y Galicia, sino también por el incumplimiento de las promesas de Feijóo sobre el servicio de radioterapia en Lugo. Con este doble declive, todo va a depender de cómo se articulen las candidaturas alternativas, de si logran entrar en la Diputación o de si sus votos se pueden perder en beneficio del PP. Si conservase el poder, el PSOE designaría a su candidato después de las elecciones.

Al abandonar la Diputación Besteiro tendrá por delante, al menos, seis meses sin un cargo público, hasta las generales de finales de año cuando, si lo desea, podría ocupar en el Senado el escaño de designación autonómica que Pachi le entregó a la exalcaldesa de Silleda. Paula Fernández.

La salida de la Diputación es un paso imprescindible para Besteiro, que debería haberlo dado hace tiempo.

El lío de Iglesias Turrión en la ciudad de Iglesias Posse

EN JUNIO DEL 2000, cuando su poder era omnímodo en Galicia, Fraga Iribarne sufrió una derrota interna en el PP de Ferrol. En un congreso local insólito para aquella época Gonzalo Antón, el candidato avalado por la cúpula popular gallega, fue derrotado en presencia del patrón por un aspirante alternativo, el diputado autonómico Juan Juncal, que contaba con el aval en la sombra del entonces defenestrado Romay Beccaría. En el sorprendente desenlace influyó el hecho de que el gran valedor de la candidatura de Antón era nada más y nada menos que Arsenio Fernández de Mesa y Díaz del Río, quien después se convertiría en uno de los principales responsables políticos de la catástrofe del Prestige. Pero lo relevante de aquella votación reside en que confirmó que la conflictividad interna es la marca característica de la política de Ferrol, pues la pugna se produjo en un achicado PP local, que solo un lustro antes se había partido dos, cuando el exconselleiro Juan Fernández encabezó una escisión cantonalista.

En Ferrol el PSOE llegó a tener tres sectores en el grupo municipal cuando sólo contaba con cuatro concejales, de manera que al menos una de esas facciones era unipersonal, como destacaban asombrados en la dirección gallega socialista. El Bloque se partió en Ferrol mucho antes que en el conjunto de Galicia, a partir de la profunda división que generó el apoyo de la línea oficial a la ubicación de planta de gas dentro de la ría. Y Esquerda Unida sufrió especialmente en Ferrol los efectos del debate interno dentro de Izquierda Unida y, después, de la ruptura con el sector que, comandado por Anxo Guerreiro, se coaligó con el PSOE en las autonómicas de 1997.

En este contexto hay que concluir que el círculo de Podemos de Ferrol es muy ferrolano, tanto que protagoniza un conflicto interno que ha propiciado que esa sea la única ciudad en la que no se han resuelto las elecciones internas en el partido de Pablo Iglesias, pendientes todavía de una investigación por presuntas irregularidades en la emisión de los sufragios.

Aunque no se han revelado los resultados, los indicios apuntan a que podría haber ganado el candidato de Xunt@s Podemos, Carlos del Río, que habría superado a Alberto Vila, el aspirante de Claro que Podemos, el sector oficial, el de Pablo Iglesias, que en Galicia comanda la compostelana Carolina Bescansa.

Por lo que parece las irregularidades en las elecciones internas, realizadas a través de internet, se centran en un centenar de votos que se habrían emitido desde el mismo dispositivo en Recimil, la céntrica y vetusta barriada de viviendas sociales del centro de la ciudad, cuyo proyecto de demolición es un clásico culebrón de la muy cíclica política ferrolana.

Los de Pablo Iglesias Turrión tienen un problema en Ferrol, la ciudad natal de Pablo Iglesias Posse, el fundador del PSOE. Quizá Ferrol acabe resultando pionera en este tipo de conflictos, producto de las inevitables tensiones surgidas de la naturaleza de Podemos como un partido creado por una cúpula obligada a practicar la democracia interna que preconiza.

El problema de Abel Caballero es el sumario de la operación Patos, no Carlos Príncipe

El PSOE argumentó muy mal la expulsión de Carlos Príncipe, quien lleva años atacando a sus excompañeros. Los socialistas centraron el último expediente en sus denuncias sobre la presunta corrupción de Caballero. Pero, para el alcalde de Vigo la gran cuestión es si el sumario de la operación Patos sale a la luz antes de las municipales y si le afecta.

ARTÍCULO PUBLICADO EL PASADO SÁBADO 10 DE ENERO EN LA EDICIÓN IMPRESA DE 'EL PROGRESO'

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