«El alcohol no ensalza la amistad, la destruye; es una exaltación histriónica, como un Carnaval»

Belén Pardo: "Esta sociedad es alcoholófila, amante del alcohol"

Rodeada a diario de las consecuencias y las dificultades que atraviesan los enfermos alcohólicos, la psicóloga de las asociaciones Adiante de As Pontes y Axúdade de Vilalba hace un llamamiento a la sociedad para que admita la responsabilidad de cada uno en un problema que, dice, afecta a muchas más personas de las que muchos creen
Belén Pardo, en el despacho de Adiante, en As Pontes
photo_camera Belén Pardo, en el despacho de Adiante, en As Pontes

Lleva toda su vida profesional trabajando con enfermos alcohólicos y está muy concienciada, como reconoce y expresa con su mensaje y sus respuestas rotundas. Habla con una sonrisa constante, pero sus palabras son duras. Sin rodeos. Directas como balas de realidad, que primero impactan y después dejan esa inquietud de las preguntas que no se pueden olvidar fácilmente.

Saltaron todas las alarmas por la muerte de una niña de 12 años en Madrid tras sufrir un coma etílico.

Tras la muerte publicada -corrige rápido-. Los comas etílicos y las llegadas a urgencias a los hospitales de todas las capitales de provincia son algo que se vive continuamente. Y si le preguntas a chicos de 15 o 13 años te pueden contar todos los trucos que tienen para que no se les note la alcoholemia, acabar con la resaca... El conocimiento que tienen del uso y abuso del alcohol es impresionante. Es su manera de socializarse, los más tímidos de hacerse los héroes, de destacar... Pero esta manera de usar el alcohol no es algo de ahora, es de siempre.

¿Tiene que pasar algo grave para que la sociedad reaccione?

Hasta que no pasa, no se reacciona. Vamos a recordar los tiempos de la heroína en Galicia. La alarma saltó porque había robos y llegó el VIH. Pero tuvo que haber una gran alarma para que se viese el peligro. Y el alcohol es la droga socializadora, la permitida. Todos tenemos contacto. Es raro que nadie lo haya consumido nunca y eso genera normalización, como comer pasteles de vez en cuando. Y llevamos muchísimos accidentes de tráfico por alcohol. Pero nos hemos acostumbrado a las cifras.

"El alcohol es la droga socializadora, la permitida. Todos tenemos contacto. Es raro que nadie lo haya consumido nunca y eso genera normalización"

Los focos están ahora fijados en la edad. ¿Se empieza antes a beber?

La iniciación en el alcohol en edades tempranas quizá era antes hace años. Los afectados hablan del vino Sanson que se daba a los niños. Se iniciaban en casa, en familia. Ahora quieren hacerlo a su aire, de forma rebelde, reunirse en torno a las botellas de alcohol compradas entre todos.

¿El botellón tiene la culpa?

El botellón es una forma de beber, un problema de orden público quizá, y lo que tenemos más a la vista, la imagen más descarnada del uso del alcohol. Nos impacta a los adultos pero a los jóvenes les atrae. Quieren ser mayores y hacer lo mismo. ¿Y qué hacemos? No les damos de beber una caña, pero lo hacemos con ellos, nos ven y aprenden que quieren beber.

¿Decretamos la ley seca?

No es ley seca, es responsabilidad. Hay determinadas cosas -películas o ahora el tabaco en ciertos espacios- que no hacemos delante de ellos. Es un trabajo de uno mismo, no de acusar solo a la administración. Tenemos que tomar conciencia de que tenemos un problema y los que vean la entrevista como una exageración se lo tienen que pensar. No solo corremos riesgos, es cómo educamos.

"Cuando nos sienta mal una ensaladilla no la volvemos a probar. El alcohol sí, nos gusta a todos; no el sabor, el efecto"

¿Hay una doble moral?

Y un mensaje contradictorio. Sabemos que hay personas que son enfermas alcohólicas, pero no lo queremos reconocer cuando nos pasa a nosotros.

¿Hay muchos silenciados?

Muchísimos, y en peligro. Y muchas familias que no lo reconocen. Y mucho alcohólico de fin de semana también, mezclado con otras drogas. La enfermedad alcohólica merece ser considerada una enfermedad de riesgo. Y hay una cierta risa al hablar del alcohólico que me molesta mucho.

¿Aún se siente vergüenza?

Sí, es el no ser capaz de reconocerse en riesgo en ese recurrente ‘yo controlo’. La enfermedad es psicológica, cuando aparecen síntomas físicos casi siempre es tarde.

¿Dónde está la línea?

Cuando dudas, te remuerde la conciencia... ya tienes un problema de adicción. El cuestionario internacional CAGE es infalible, si contestas tres positivas, hay un problema. [¿Ha tenido usted alguna vez la impresión de que debería beber menos? / ¿Le ha molestado alguna vez la gente que le critica por su forma de beber? / ¿Se ha sentido alguna vez mal o culpable por su costumbre de beber alcohol? /¿Alguna vez lo primero que ha hecho por la mañana ha sido beber para calmar sus nervios o librarse de una resaca?]. Que te emborraches alguna vez no significa que seas alcohólico, pero es un riesgo alto que corremos todos porque tenemos un cerebro del que casi no sabemos nada.

"Que te emborraches alguna vez no significa que seas alcohólico, pero es un riesgo alto que corremos todos porque tenemos un cerebro del que casi no sabemos nada"

Otro clásico, el ‘no volveré a beber’. ¿Por qué se recae pese a la resaca?

Porque ya tienes un punto de adicción. Cuando nos sienta mal una ensaladilla tardamos meses o no la volvemos a probar en la vida. El alcohol nos gusta a todos. No el sabor, el efecto. La sociedad es alcoholófila, amante del alcohol.

¿Está aceptado porque es legal?

No lo consideramos una droga y tiene poder psicoactivo, cambia la estructura del pensamiento, la forma de ser. El tabaco no.

Lleva 24 años en Adiante y en Axúdate desde la fundación. ¿Cambió el perfil del que pide ayuda?

El de hace 20 años era un bebedor tradicional de vino, varón de unos 50 años, con deterioro físico y fumador. Ahora el perfil es más mixto, están debutando las mujeres aunque hay más hombres, bajó un poco la media de edad, de 35 a 40 años, hay muchos casos de fracaso matrimonial y por supuesto maltrato y con politoxicomanía, pero secundaria. Las drogas son un acompañamiento, como una guarnición. Y ahora el deterioro es mucho más mental. Psicosis paranoide, cuadros obsesivos y de ansiedad y pensamientos suicidas. El alcohol es la droga para divertirse pero nos hace pensar en cuerdas. Genera una gran desesperación. El alcohólico vive un infierno.

¿Cuál es el reto?

Conseguir que las personas afectadas lo reconozcan antes de que sea demasiado tarde, que sean respetadas en su entorno y se considere una enfermedad como cualquier otra, que no se desprecia.

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