Begonte, la Galicia mágica

Procesión de la Virgen de los Milagros de Saavedra. AEP
photo_camera Procesión de la Virgen de los Milagros de Saavedra. AEP

La magia es algo especial y, como tal, no se puede dar en todos los lugares. Para ello, se necesita cierto encanto, un ambiente propicio para la aparición de leyendas; en definitiva, un lugar en el que los seres míticos puedan habitar y que sus habitantes así lo crean. Begonte es uno de estos lugares propicios para imaginar.

Y es que este concello está salpicado de leyendas, de lugares hechizados, es un sitio en el que fácilmente el visitante puede imaginar que podrían salir trasnos de entre sus brezos y sus tojos, o tal vez que haya un ‘mouro’ escondido entre alguno de sus castaños, pinos o robles, tan típicos de la flora gallega; o, tal vez, alguien pueda encontrarse con una meiga recogiendo algo de madera de un abedul a las orillas de los ríos que bañan el municipio, el Ladra y el Parga.

Parece que cualquiera de los sucesos descritos podría no ser extraordinario teniendo en cuenta lo fructífero que es este municipio a nivel de lugares encantados y con encanto.

Por ejemplo, en la cueva de A Pena dos Mouros, también conocida como O Encanto de Donalbai, el tío Xan de Casanova vio salir cierto día una gallina con cien pollitos. Asombrado por tal suceso, decidió investigar el interior del lugar, donde se hallaba una ‘moura’ (seres de deslumbrante belleza) que cosía sin descanso y que tenía unas preciosas y valiosas tijeras de oro a su lado. El tío Xan se quedó mirando a ambas y, entonces, la hermosa mujer le propuso una peculiar decisión: debería de escoger con quién quedarse, con las tijeras o con ella. Xan eligió lo primero y ella, agraviada, se las clavó en los ojos, quedando el hombre ciego de por vida.

Más cosas extraordinarias ocurrieron, según las leyendas, en la parroquia de San Martiño de Pacios, concretamente en la mámoa de Amenido, descubierta en el siglo XVII.

Una declaración de los vecinos en el año 1609 cuenta que había un tesoro debajo —probablemente uno de esos que los ‘mouros’ siempre están ocultando bajo tierra— y que sobre ella aparecían gallinas y pollos que luego volvían a desaparecer. O el aún más extraño suceso de un buey, propiedad del labrador Fernando Roca, que vivía en la parroquia antes mencionada, y que se echó a dormir encima de la mámoa, pero, al despertar, apareció lleno de unas manchas enormes que antes no tenía, cosa que por lo visto, les pasa a los que duermen sobre el oro hechizado.

Y por supuesto, no puede faltar en esta lista de lugares extraordinarios con los que quedar encantado el santuario de la virgen de los Milagros de Saavedra, lugar donde rituales, promesas y sucesos asombrosos se hacen realidad por obra y gracia de una Virgen de gran devoción popular.

Pero en cualquier caso, aunque no se consiga ver ninguno de estos asombrosos acontecimientos, la visita a Begonte no defraudará, puesto que sus paisajes ya son mágicos de por sí: para practicar distintos deportes o perderse y encontrarse en un paseo, con sus tres cotos de pesca en los que disfrutar de un río lleno de truchas o sus ocho cotos de caza para gozar del deporte de la caza menor con liebres, perdices o conejos.

Sus dos playas fluviales con instalaciones deportivas que además están acondicionadas con merenderos y parrillas, o sus lagunas del río Caldo y los Pozos de Ollo, convierten la visita a Begonte en algo muy atractivo para los amantes de la naturaleza. 

MILAGROS
El santuario de la virgen de Saavedra

A cinco kilómetros de Begonte y 17 de Lugo está el santuario de la virgen de los Milagros de Saavedra. Se trata de una iglesia parroquial reformada hace pocos años. Tiene una única nave, una capilla lateral y un presbiterio reconstruido. Adosada al muro izquierdo de la capilla mayor se conserva una lápida funeraria del siglo XVI y, en su texto, se hace referencia a los personajes allí enterrados.

Su gran día es el 24 de mayo, festividad de la Virgen, momento en el que acuden devotos de todos los municipios de la Terra Chá, Mondoñedo, Monforte, Lugo e incluso de A Coruña o Ferrol.

Peticiones

Las peticiones que se le hacen son muy variadas, pero se suelen centrar en dolencias, protección para los recién nacidos o para los casados. Además, muchas personas acuden a pedir por otras que no pueden ir.

Los rituales para conseguir estos anhelos son también muy diversos: llegar andando desde el lugar de origen, dar vueltas alrededor del santuario de varios modos —descalzo, de pie o de rodillas, acompañado de una imagen de la Virgen, una vela encendida o un exvoto de cera que representa el cuerpo humano—, ponerse el santo con la ayuda de dos feligreses que recitan una jaculatoria o la típica procesión.

Un ejemplo

A la Virgen se le conocen múltiples milagros, entre ellos, el sucedido al muy devoto señor de Vilaguisada, que acusado y apresado por un crimen que no cometió, fue liberado continuamente por justicia divina hasta que la terrenal tuvo que hacer lo mismo ante la evidencia.

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