Barrera electoral del 8%

ESE, EL 8%, es el porcentaje de votos válidos emitidos que deberá recibir un partido, según la nueva ley electoral que aprobó ayer la Cámara de Diputados de la república italiana, para acceder a ella. Curioso porcentaje que coincide con el que contempla la normativa electoral de Turquía; con la diferencia de que Italia está en la Unión Europea y Turquía, no.

Los efectos de esa exigencia del 8% los pude constatar cuando participé en el año 2007 como observador del Consejo de Europa en las elecciones turcas celebradas ese año que afianzaron a Erdogan en el liderazgo del país. Listas con varios millones de votos quedaban fuera del Parlamento.

Soy partidario convencido del sistema electoral mayoritario. Y sé, no puede ignorarse, que este tiene sus inconvenientes. Teóricamente, en un mayoritario a una sola vuelta, con casi la mitad de los votos de los electores participantes en los comicios, si la segunda fuerza no consiguiera ser ganadora en ningún distrito electoral, quedaría fuera del Parlamento.

Pero eso, hay que convenir en que es pura teoría. También es verdad, que con pocos votos más se puede conseguir una victoria determinante y absoluta. Pero son las reglas del juego. Sin duda el mayoritario a dos vueltas, que es el que más me convence, conjura alguno de los riesgos del sistema mayoritario. Pero no todos.

Lo que desde luego entiendo rechazable son las normas electorales para maquillar o desvirtuar la decisión popular. No me agrada la conjugación de sistemas. Esto es, que la cámara parlamentaria se elija en parte por normas proporcionales y en parte con arreglo a disposiciones mayoritarias. Esa solución, que en Alemania tuvo como consecuencia el fortalecimiento de los partidos grandes, sin embargo en Italia no ha tenido los mismos efectos.

Ahora, a resultas además de una eventual reforma del Senado que pondría fin al bicameralismo clasico y pleno que contempla la Constitución , se busca en Italia, por decirlo de algún modo, arguyendo el objetivo de la gobernabilidad, «reordenar los resultados electorales». Instrumentos para ello serán la barrera electoral, de hasta el 12 % nada menos, para las coaliciones electorales, y también, un premio de mayoría del 15% para la fuerza que supere el 37% de los votos, beneficio que no se renuncia a que algún participe en los comicios reciba, pues si ninguno de los contendientes alcanza el citado porcentaje se celebrará una segunda vuelta entre las dos primeras fuerzas . En fin. Que las leyes facilitarán, darán o dan lo que las urnas nieguen. Mal asunto si hablamos de democracia, cuando los votos de unos y de otros electores dejan de valer lo mismo.

Queda aún el escollo del Senado, que no será facil, pues allí tiene los mismos poderes que la otra cámara. Y dado que la nueva Ley está en el camino que llevaría, eso es lo que el primer ministro Renzi ha dicho, a su desaparición, pues el proposito anunciado por este es acabar con el actual sistema bicameral establecido en la norma fundamental italiana.

Claro que, la historia enseña que el elector italiano encuentra siempre los resquicios para hacer prevalecer su voluntad. Veremos lo que sucede. Y, por cierto, no hay que olvidar, tampoco entre nosotros, que un partido que en 1979 tuvo 165 diputados, solo obtuvo 12 actas en 1982. Los que crean que aquí nada puede cambiar, lo deben tener presente. La Ley es poderosa pero más poderosa es la necesidad.

Comentarios