Bancos de libros y de uniformes alivian el gasto del inicio de curso

El coste medio de los manuales en primaria se sitúa entre los 250 y los 300 euros, mientras que en secundaria supera esa cifra ►Muchas familias están aún pendientes de saber qué textos les proporcionará el centro y cuáles tendrán que comprar por su cuenta
Preparación de libros de texto en una librería lucense. aep
photo_camera Preparación de libros de texto en una librería lucense

Las familias con niños en edad escolar empiezan a tener ya la vista puesta en la vuelta al cole, que este curso se producirá el día 11 de septiembre. Además del regreso a la rutina, el inicio de las clases supone también un desembolso de dinero considerable, especialmente en las familias con varios hijos en edad escolar. Aparte de material y ropa, solo los libros de texto pueden suponer, según las estimaciones de las librerías, entre 250 y 300 euros de media en la etapa de primaria y más de 300 en secundaria, dependiendo de la elección de manuales que haga cada colegio. Muchas familias solicitan participar en el fondo solidario de la Xunta, que redistribuye libros de forma gratuita entre quienes cumplen los requisitos para acceder a esta línea de ayudas. Para quienes quedan fuera o para quienes no consiguen el lote completo de manuales en el fondo, las asociaciones de madres y padres de algunos centros (Ampas) ponen en marcha iniciativas de intercambio o compraventa de libros —e incluso de uniformes en algún centro concertado—, para aliviar la factura escolar.

De cara al nuevo curso se organizaron iniciativas en varios centros públicos, al menos en Paradai, Anexa y Luís Pimentel. En otros no se planteó y en algunos, como A Ponte, se intentó, pero sin resultados. Al margen de estos foros, también se gestionan donaciones directas a familias que lo necesitan.

En el Luís Pimentel, por ejemplo, las familias pueden vender los libros de su propiedad y se fijan dos precios para ello: 10 euros para libros de texto en buen estado y cinco para los menos cuidados. La directiva de este colectivo se organizó para poner unos días de atención al público a finales de junio y principios de julio en los que anotar a los interesados en participar, tanto como vendedores o como compradores, a la espera de que el centro sacase la lista de las adjudicaciones de libros del fondo solidario de la Xunta.

Este listado no sale al mismo tiempo en todos los centros. Algunos ya lo han hecho público y en otros —especialmente en Secundaria, donde esperan a los resultados de los exámenes de septiembre, que se celebran durante la primera semana— los padres siguen esperando. Así lo perciben en las librerías de la ciudad, donde les consta que hay padres pendientes de saber qué libros les entregarán y, en consecuencia, cuáles tendrán que conseguir por su cuenta, ya sea comprándolos o pidiéndolos prestados.

UNIFORME. En algunos centros concertados además de libros se exige uniforme o, al menos, chándal específico. También para estas prendas existen bancos. En el colegio San José, que decidió hace unos años implantar el uniforme de la Fundación Educación Católica (FEC), a la que pertenece, el Anpa creó también un canal de redistribución de los que se van quedando pequeños. "La gente que ve que el uniforme ya no le sirve a sus hijos y que aún está en buen estado lo deja en conserjería o lo entrega al Anpa", explica Mari Carmen Díaz, miembro de la directiva. Si alguien lo solicita y hay la talla que precisa se le cede.

El equipamiento nuevo —chaqueta o jersey, polo y pantalón o falda— ronda los cien euros, que llega casi a los 150 si se le añade el chándal, según los precios que aparecen en la página de El Corte Inglés, que tiene la exclusiva de la venta, por lo que el ahorro es considerable.

El banco no cuenta ahora mismo con muchas existencias porque hace poco que se cambió el modelo y no ha dado apenas tiempo a que se queden desfasados. En muchos casos, además, se prestan entre familias sin pasar por el Anpa. La asociación también recoge donaciones de libros y los redistribuye para alumnos que los necesitan.

LIBRERÍAS. Las librerías lucenses tienen abierta la campaña de libros y material escolar desde finales del curso pasado, con descuentos y ofertas con los que fidelizar a unos clientes cada más escurridizos y escasos. A la competencia de grandes superficies y gigantes comerciales de la venta por internet, se suman los bancos de libros y los proyectos de digitalización escolar, en los que no se utilizan manuales físicos sino contenidos digitales para cuyo uso se precisa una licencia informática.

El año académico que está a punto de comenzar es el primero en el que todos los cursos desde tercero de primaria hasta cuarto de Eso están integrados en el Fondo Solidario de la Xunta. Es decir, las familias que cumplen los requisitos para tener manuales subvencionados no recibirán un vale para entregarlo en la librería, sino que obtendrán los libros a través de los colegios, que recogen los manuales que han sido comprados con las ayudas en cursos anteriores y los redistribuyen entre los alumnos de cada curso. Cuando no son suficientes, pueden incorporar nuevos ejemplares, que muchas veces adquieren a las librerías o a las editoriales.

El funcionamiento del fondo de libros también ha hecho desaparecer algunos bancos impulsados por las propias asociaciones en algunos colegios.

Fernando Toubes, de la librería Galicia, asegura que este año se va a ver claramente cómo afecta el sistema del fondo al sector librero. En su opinión, tanto este factor como los proyectos que se basan en el uso de ordenadores y recursos digitales y que, por lo tanto, alejan al alumnado de las librerías "porque no necesitan ni material", obligan a reformular la actividad. "El enfoque tiene que ir más hacia la presencia en redes sociales y a actualizar el establecimiento de venta", indica.

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