Azufre prohibido

EL QUE en una zona de Lugo se envenenasen gatos por ingestión de sustancias supuestamente depositadas en la calle por desaprensivos no hace sino evocar una perversa costumbre que los responsables de la sanidad pública no atajan, tal es el azufre en polvo esparcido por las aceras, ante algunas fachadas o portales, como repelente para disuadir las micciones de los perros. Ignoro ahora mismo si el Concello, como debiera, lo prohíbe mediante la correspondiente ordenanza, vigente por ejemplo en Madrid, pero aun no existiendo, las autoridades sanitarias no pueden tolerarlo por el peligro de toxicidad que supone para los animales y, en definitiva, por ser una sustancia tóxica que incurre en un delito ecológico. Entiendo que es obligación de la Policía Local denunciar e identificar a quienes utilizan tales prácticas perniciosas, inútiles además para los fines que se persiguen, pero en caso de que no lo hagan, como sospecho, debería ser el fiscal quien interviniese para hacer que se cumpla la ley, y poder sancionar así a los transgresores.

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