Atreverse con los aeropuertos

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, afirma públicamente algo constatado en los hechos: los aeropuertos gallegos no están coordinados. Algo que debería estar resuelto por Fomento desde hace muchos años, pero los ministros actúan en este asunto en dirección contraria: más párkings, más ampliación de pistas o nuevas terminales. La demanda de Feijóo tiene el valor añadido de que el mensaje público se lo manda ahora a la titular de Fomento, que es de su partido. Sucede además que se dice una cosa en Santiago y se desdice cuando se llega a Vigo ante el mayor demagogo político, al menos en esta cuestión del despilfarro de los aeropuertos gallegos, un Abel Caballero que cuando fue ministro potenció Alvedro. Frente a la demagogia y el populismo, el discurso lógico y razonado sostenido acaba imponiéndose. La prevista llegada del Ave para 2018, la necesidad de un buen servicio de líneas aéreas para todos los gallegos y la administración eficiente de los recursos públicos pide orden en los aeropuertos gallegos.

Censura y exculpación

La polémica política organizada con la designación de Filgueira Valverde como figura del Día das Letras es una de las múltiples expresiones de intento minoritario de censura colectiva, de excesivos silencios sobre las mismas y de autoatribuirse una tarea inquisitorial de proscribir como gallego a quien ideológicamente no se considera afín. A Filgueira se le honra no por su trayectoria política, sino como intelectual, como polígrafo. ¿Borramos de los dignos a todos cuantos juraron los Principios del Movimiento del franquismo para acceder a una cátedra, por ejemplo? Pero el «yo no fui», o eso parece, de ayer de la ejecutiva de la Real Academia Galega pudo ser ocasión para el silencio.

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