Armas que dan vida

Artemio Formoso, apuntando con su escopeta.
photo_camera Artemio Formoso, apuntando con su escopeta.

El pontés Artemio Formoso encontró en el tiro una vía de escape para recuperar fuerzas tras perder un brazo en un accidente de moto. Siguiendo la máxima de que lo que no te mata te hace más fuerte hoy es un deportista reconocido.

«las cosas o las afrontas o nada, nunca sales». Son las palabras de Artemio Formoso, Temi, un pontés lleno de vitalidad que sabe plantarle cara a los problemas y reponerse cueste lo que cueste. Su cabezonería le ayuda, dice. Además de su instinto, destacan su fuerza y las ganas de superarse día a día, cualidades que lo convierten en un ejemplo a seguir y que lo llevaron a proclamarse el año pasado campeón mundial de Compak Sporting en Handisport, una modalidad de tiro en la que participan deportistas con discapacidades físicas.

Temi es «cazador de toda la vida», pero descubrió el mundo del tiro, que es «como cazar, pero sin matar bichos», hace unos seis años. «Vine al campo de tiro de As Pontes y vi a un paisano haciendo cosas rarísimas, tirando de una forma diferente, utilizando el cuerpo... Resulta que era Portasio Hermida, que estaba en la selección nacional junior. Me llevó a tirar a Narón y me enganché», explica un tirador, que descubrió que las armas que no matan pueden dar vida.

«El tiro al plato me aburría, es muy mecánico, el tiro de recorrido y el compack es otra cosa, los platos aparecen de cualquier lado. Se basa en el institno», relata emocionado, al explicar lo que para él es su pasión y su fuerza.

Hace este mismo mes dos años, Temi perdió su brazo izquierdo en un accidente, al caer de su moto y chocar contra el guardarraíl. «Tirado en la cuneta pensaba: Si salgo vivo, volveré a cazar y volveré a tirar», recuerda, mientras asegura que «los platos y la caza lo fueron todo» en su recuperación. «Es una ilusión, por eso animo a todo el mundo a moverse y a tirar para adelante», dice, aunque aún se emociona al recordar el primer tiro después del accidente.

«Salí del hospital y me vine directo. Por el camino me venían mentalizando, diciéndome que las cosas habían cambiado, y eso lo odias, cuando la gente te trata diferente, porque tú sigues siendo el mismo. Yo pensaba, si rompo seis o siete platos ya me voy contento», relata pausado, recordando aquellos momentos de reto personal en los que la cabeza funciona «a 200%».

«Me coloqué, salió el plato, el que siempre cascaba, y fallé. Y te quedas... porque contaba romperlo. Los primeros fueron complicados, como el simple hecho de atarte los cordones. El segundo plato, nada, y a la tercera no fue la vencida. Me quedé hundido, pensando que se había acabado. Pero entonces se encendió la luz. Te falta un brazo, me dije. No puedes tirar en el mismo sitio. Prepárate... y le di de pera», sonríe. Así, rompió 16 seguidos. «Me caían las lágrimas y, desde entonces, aprendí lo que tengo que hacer».

«Sabía que era bastante fuerte, pero quizá no tanto», asegura este pontés, que vive lo que hace y quizás por eso es capaz de meterle el gusanillo de tirar al más contrario a las armas. «En un campeonato vi a un asturiano que le faltaba un brazo y un pie y me sirvió de mucho. Dije, si él puede, yo también». Y así fue. Regresó a los campeonatos y ganó, incluso muchos más de los que él esperaba.

«Servir para motivar a alguien es lo que me ayuda también a moverme y a que me vean. Lo pienso, porque a mí me sirvió», dice, mientras indica que lo peor de tirar con un brazo menos es el peso. «Te cansas más rápido y mucho más». Pero tampoco fue una gran traba para él, que se proclamó campeón del mundo con su escopeta de siempre.

RETOS
«Mi ilusión es llegar a tirar como el resto, y seguro que llego»

 

Antes de perder el brazo, Temi estaba clasificado en la Selección Gallega, puesto que sueña con recuperar. «Ganar el Mundial fue una pasada, porque ni me imaginaba que podía hacerlo, y ganar el próximo Mundial -al que se va seleccionado en 15 días para Italia- también sería genial, pero mi ilusión es entrar en la categoría absoluta y llegar a tirar como el resto», dice, y comenta entre risas: «Y estoy seguro de que llego, más si tuviera pasta para entrenar». «Este año me quedé a un plato del tercero para entrar en el pódium», recuerda, mientras asegura que cuando tira se olvida de que le falta un brazo. «En un campeonato de 200 platos, en uno pienso en que si tuviera el otro brazo a lo mejor le daba. En el resto, no, ni me acuerdo».

Títulos y proyectos

El tirador pontés, que pertenece a la sociedad de caza de Cospeito y tira por Terra Chá en los campeonatos, ganó, además del mundial, dos veces el de España de recorridos y una vez el de compack. «Ahora conozco a los profesionales, gente de la que puedes aprender, porque hasta del más malo puedes aprender algo», dice. «Y ahora me respetan, me conocen», añade, mientras comenta que entre otros proyectos de futuro baraja hacer a través de la federación una escuela de tiro.

Caro y minoritario

El pontés asegura que el tiro es un deporte muy caro y minoritario, que no recibe apenas ayudas y que casi no tiene apoyos. «No fui al mundial de recorridos a Francia hace menos de un mes porque no tenía pasta», asegura. Por eso, agradece a los patrocinadores que le echan «una manita» su esfuerzo, entre los que están Cartuchos Río, Matojoma y el Concello de As Pontes, que le concedió una beca.

Comentarios