Arante cuenta con un nuevo puente tras quince meses de trastornos continuos

José Ramón Val (izquierda), en el puente (Foto: AMA)
photo_camera José Ramón Val (izquierda), en el puente (Foto: AMA)

La Diputación lucense escenificó ayer con una visita oficial de sus responsables socialistas José Ramón Val y Manuel Martínez, el final de las obras del puente de Arante, unos trabajos largamente demandados y que arrastraron un retraso enorme a causa del enfrentamiento entre el organismo provincial y la Xunta de Galicia. Finalmente, el puente que conecta el entorno de A Ponte con Arante y que sirve de nudo de comunicaciones a los vecinos de esa zona del municipio ribadense está acabado después de una inversión de 215.700 euros, realizada por la Diputación en solitario y que construyeron en un plazo de seis meses.

La ejecución de este nuevo viaducto vino marcada por las riadas del mes de junio de 2010, que inutilizaron completamente el anterior, construido en los años 40. El puente fue uno más de los muchísimos daños generados por las lluvias de hace quince meses que obligaron a poner en marcha un plan de choque de 1,2 millones de euros para reparar los daños tanto de la red viaria provincial como de diferentes carreteras en distintos municipios.

El responsable provincial José Ramón Val que ayer visitó Arante recordó que con esos trabajos «a Deputación converteuse na primeira Administración en actuar para reparar os desperfectos ocasionados, aforrando 300.000 euros ós concellos afectados».

Este nuevo puente en Arante se concibió desde el punto de vista de que la Diputación priorizaba en todo momento «a seguridade dos usuarios, executando unha infraestructura un cento por cento mellor co fin de evitar novos derrubamentos ante posibles riadas». De este modo, con las mejoras introducidas en el diseño del proyecto finalmente se construyó un puente que mide 16,37 metros de largo, aumentó su ancho hasta los 9 metros, que quedaron distribuidos en una carretera de seis metros y dos aceras de 1,5 metros cada una de ellas. Se colocaron estribos de hormigón revestidos con granito y la zona del caudal quedó protegida mediante una escollera.

José Ramón Val recordó que el documento inicial elaborado por la Diputación inmediatamente después de las riadas planteaba un presupuesto de 156.000 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses. Todo ello se incrementó a raíz de las exigencias de la Xunta de Galicia, que hicieron que el presupuesto creciese en 60.000 euros y la ejecución aumentase en dos meses más con respecto a lo inicialmente previsto.

Polémica

La construcción de este puente fue una fuente de enfrentamientos continuos que acabó por coger en medio del fuego cruzado a prácticamente todos los partidos políticos y a sus representantes a distintos niveles. En medio de todo ello quedó el vecindario del lugar así como los usuarios de esa carretera.

La gente que cruzaba a pie tuvo que hacerlo por unas pasarelas habilitadas por los obreros que resultaban muy incómodas. Los vehículos tenían que realizar amplios rodeos y esa es una zona por la que pasan gran cantidad de camiones de transporte de leche, así como vehículos agrarios y sirve como vía de comunicación principal de una amplia zona del municipio con la villa de Ribadeo.

Mientras la parte socialista de la Diputación y la Xunta popular discutían sobre detalles de la construcción del nuevo puente, el alcalde de Ribadeo, el nacionalista Fernando Suárez Barcia, lanzó duras críticas a ambos por dejar a la gente de esa zona del municipio sin una vía de comunicación durante más de un año. Incluso el entonces candidato del PSOE y ahora su concejal, Eduardo Gutiérrez, dio varios plazos para la ejecución de los trabajos que, finalmente, tampoco llegaron a cumplirse, sembrando más desconcierto entre el vecindario, que acabó muy enfadado con la espera por el nuevo puente.

ENFRENTAMIENTO
La Xunta y el ente provincial se enredaron en un proceso que parecía no acabar

En agosto de 2010, cuando ya habían acabado las obras del Plan de Choque diseñado para paliar los daños de las riadas de junio de ese año, la Xunta sorprendió denegando a través de Patrimonio a la Diputación la demolición del puente de Arante y dando un mes de plazo para que el ente provincial justificase el proyecto que había presentado. Aunque la Diputación lo hizo, no hubo reunión hasta octubre, y en ella Augas de Galicia, también de la Xunta, ratificó los argumentos de la Diputación, chocando así con Patrimonio.

Atraso

No se pusieron de acuerdo hasta diciembre de 2010, ratificando la construcción de un nuevo puente aunque ordenando a la Diputación hacer algunos cambios en su proyecto, que les entregaron el día 15 de ese mes. Sin embargo, en la comisión de Patrimonio del 31 de diciembre, ese asunto no se trató, retrasándolo hasta el 7 de enero, por lo que se retrasó también la contratación de las obras.

La Diputación remitió más documentos técnicos a Patrimonio, que al fin accedió el 26 de enero al proyecto. Dos días después, el organismo provincial contrató las obras y tras completar la tramitación administrativa, estas pudieron comenzar en marzo.

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