"De penas, de amores, de imposibles"

La expedición hace que el poeta descubra una pasión por la música popular y culta de Galicia y a cultivar una admiración por Rosalía

Federico García Lorca era capaz de disfrutar de cada objeto o personaje que le salía al paso en la vida, por lo que un viaje en el que cada objeto y cada personaje eran novedades, era un gozo. Cuando llegó a Galicia en 1916 arrastraba un pequeño fardo de tristeza porque cinco meses antes había muerto Segura Mesa, "o seu mestre de piano, o home que o animaba a estudar a carreira de música", indica Henrique Alvarellos. El editor rechaza especular con que esa pérdida, que se produjo cuando el discípulo sobrepasaba la mayoría de edad, influyese en el abandono de la música por la literatura.

Su vocación primigenia continúa siendo importante. Al adentrarse en Galicia en tren se detienen en una estación, donde "hemos oído cantar por primera vez en gallego" Campás de Bastabales. La pieza fascina a Lorca doblemente: por la belleza de la pieza y porque había inspirado un poema a Rosalía de Castro.

El poeta granadino toma notas en su expedición gallega. En un artículo recogido en la revista granadina Letras en 1917 caracteriza la música gallega como "de penas, de amores, de imposibles,... La gaita gallega tiene sonidos de miel, sus melodías huelen a cantueso y tomillo".

La influencia de este primer viaje de Lorca a Galicia tiene un primer reflejo en que "dous anos despois, en 1919 escribiría o poema Salutación elegíaca a Rosalía de Castro", apunta Alvarellos, editor de El gran viaje de estudios de García Lorca. Como muestra del cariño hacia nuestro país lo visitaría tres veces más en 1932 y tuvo "a vontade de escribir un poemario en galego", indica en referencia aos Seis poemas galegos, escritos entre 1932 y 1934, y publicados en 1935 por Nós en Compostela. El editor lucense también agradece a Lorca que "internacionalizase a nosa lingua".

Henrique Alvarellos, editor: García Lorca tivo a vontade de escribir un poemario en galego e internacionalizar dese xeito a nosa lingua

A la vuelta de su viaje por la Península hasta el sepulcro de Santiago, el autor ordena y amplia sus apuntes para dar forma a su único libro en prosa, Impresiones y paisajes, en el que describe que "en el otoño gallego la lluvia cae lenta y silenciosa sobre el verde dulce de la tierra". Su corazón se encoge en Santiago, al contemplar el hospicio de Bonaval "con aires de deshabitado" y con una "infancia raquítica y dolorosa". Su corazón se ensancha al llegar a A Coruña, una ciudad "lindísima", con "muchos jardines, calles alegres», que tiene «casas con miradores de cristales". La alegría herculina se extiende al puerto, donde se entusiasma hasta la cursilería: "Las barquillas agrupadas se besan unas a otras a impulsos del agua".

Ese primer contacto con Galicia tiene continuidad a su llegada en 1919 a la Residencia de Estudiantes, en Madrid, a través del musicólogo Jesús Bal y Gay (Lugo, 1905; Madrid, 1993). Por su influencia, Lorca incluye en su repertorio navideño de 1923 dos piezas de Afonso X y en 1929 toca en la Columbia University de Nueva York Romance de don Boyso. Sus programas de años posteriores incluyen otras cantigas, romances, cantares... que lo muestran como lector del cancionero gallegoportugués, Curros o Pondal; sin que falte nunca Rosalía, por supuesto.

Galicia suena en su piano y no deja de leerla en su poesía. En 1932 vuelve a recorrerla en tres ocasiones. El 22 de noviembre, trece otoños después de la primera vez, regresa a Lugo. La ciudad lo recibe sin ganas, fría y lluviosa; pero los lucenses compensan el clima desabrido.

Un grupo de estudiantes — como el que había integrado el mismo en 1916— lo recibe con cariño. Algunos lo habían conocido en su segunda estancia en Galicia, como Ánxel Fole o Álvaro Cunqueiro. Para persuadirlo de la modernidad de la ciudad, los jóvenes conducen al poeta a una tienda de gramolas.

Por la tarde, lo suman a su tertulia vanguardista del Hielo Bar, en la calle de San Marcos. Lorca debe interrumpir el vivo y alegre diálogo para dar una conferencia en la Diputación Provincial.

La noche los cobija en una casa, en la que lee poemas inéditos, como los que compondrán Poeta en Nueva York. Salen a las tres de la madrugada, pero aún encuentran oportuno darse un garbeo fresco por la muralla.

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