El CPI de Castroverde ha apostado por un proyecto educativo pionero en Galicia por el que más de 50 voluntarios, desde madres y exalumnos hasta universitarios y docentes, interactúan en las aulas con el alumnado.
las aulas del CPI de Castroverde se han quedado pequeñas este curso, pero no por un repunte inusual de las matrículas, sino porque se ha colado en la vida escolar un grupo heterogéneo que integran desde madres de los niños y exalumnos hasta estudiantes universitarios y docentes. Son más de 50 personas que no han dudado en sumarse a un proyecto pionero en Galicia por el que interactúan con los escolares para ayudar a mejorar su rendimiento académico y sus habilidades sociales.
La directora del centro educativo, Ana María Pérez Veiga, explica que la apuesta por este nuevo modelo educativo, el conocido como aprendizaje dialógico -en el que se integra en la comunidad educativa al entorno de los niños, primándose el diálogo y el trabajo colectivo-, surgió a raíz de una visita hace tres años al CPI castroverdense del catedrático de Sociología de la Universidad de Barcelona Ramón Flecha. «Cambiou para sempre a nosa visión do sistema educativo», resalta de este firme defensor de un modelo educativo que, según destaca, está avalado por sus resultados.
Tras casi dos años de preparación de los profesores -«hai que recoñecer o seu labor desinteresado, pasaron moitas horas formándose e están traballando moi duro», resalta- y de sensibilización de los ahora voluntarios, este curso el CPI empezó a aplicar este programa, que tiene en los llamados grupos interactivos una de sus señas de identidad.
