Apalpador Urpop

El colectivo lucense Madia Leva reivindica una figura navideña y autóctona en desuso para que gane adeptos frente a otras que se han hecho populares a lo largo de todos estos años. O Apalpador es un señor barrigudo y barbudo, con boina, que toca las barrigas de los niños para comprobar que están bien alimentados. Estén o no gorditos les deja castañas como premio. Si considera que tienen suficiente grasa acumulada les felicita con un Así esteas todo o ano. Si no, calla.

Los orígenes de O Apalpador tienen demasiados parecidos con Papá Noel en sus diferentes versiones para afirmar que uno es el nuestro y el otro un intruso consumista. Parece más bien que la raíz es la misma con distintos matices posteriores; pero aún siendo generosos con la diferenciación, nadie nos asegura que un Apalpador evolucionado y moderno no se colase en las casas gallegas del siglo XXI dejando juguetes envueltos en
papel de regalo.

La recuperación de O Apalpador no tendría ninguna pega si no fuese por las dos argumentaciones fundamentales del colectivo Madia Leva para impulsarlo, que vienen siendo una solución parcheada a lo anterior: a) contrarrestar la homogeneización de Santa Claus y b) las castañas modernas son juguetes artesanales. O Apalpador non é amigo dos centros comerciais nin das multinacionais. Prefire os presentes feitos a man, con materiais reciclados ou adquiridos no comercio local.

O Apalpador (como la reivindicación del Samain frente a la negación del Halloween) pertenecería a lo que Eloy Fernández Porta define como Urpop en su libro ‘Homo Sampler. Tiempo y consumo en la era Afterpop’ (Ed.Anagrama). El Urpop se define como la emergencia inesperada de figuras, valores o emociones primitivos en un espacio ultramoderno. Lo Urpop suele contener su propia teoría de lo primitivo. 

El folclore, el veganismo, la negación del hombre como animal consumidor y a la vez ofrecerle alternativas posmodernas de consumo son algunas de las características de ese primitivismo forzado al que hace referencia Fernández Porta. Si no fuese por la
tecnología actual no habría pieles sintéticas; si no viviésemos en un mundo evolucionado no tendríamos tiempo para preocuparnos por si los huevos que compramos en un supermercado son industriales o ecológicos.

O Apalpador forma parte de ese atavismo posindustrial que se permite dar lecciones de consumo responsable desde un pasado reinventado de reciclaje y juguetes artesanales. Mañana descubrirán quién se coló en sus casas esta noche observando el material de sus regalos.

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