''Antes los peinados duraban una eternidad''

Foto: XESÚS PONTE
photo_camera Foto: XESÚS PONTE

CON SOLO 14 años, Josefa Vázquez, más conocida entre sus vecinos de Antas como Pepita, dejó su casa natal en la parroquia de Castro de Amarante para irse a una academia de peinado de Bilbao a aprender el oficio. «Mi madre me dijo que si no estudiaba y como tierras no teníamos, que lo único que podría hacer era ir de criada. Ante eso, me decanté por hacerme peinadora».

En Bilbao estuvo durante seis meses, «lavando y marcando con rulos el pelo de las clientas». Peinar fue siempre su pasión, aunque en aquellos tiempos aprendió también a cardar, «era lo que menos me gustaba, pero al final fue lo que más hice a lo largo de estos últimos 50 años».

Ahora, con 65 años, Pepita está ya a punto de jubilarse. Su primer salón de peinado lo abrió con solo 15 años en su casa de Castro de Amarante. La modesta instalación ya contaba con herramientas innovadoras para la época, «como un lavacabezas de acero inoxidable» y recuerda cómo el agua para lavar el pelo se echaba aún con una jarra. «También tenía un toucador, que me lo hizo un carpintero, y un secador de pie, ya que los de mano aun no existían».

Consiga AQUÍ la información completa

Comentarios