''Antes clasificábanse as cartas ata en garaxes''

desde hace unas semanas, Amable Telo Gómez disfruta de un merecido descanso a caballo entre su pueblo natal de Fontarón (Becerreá) y A Coruña, de donde es originaria Francisca, su mujer, tras trabajar de cartero casi 40 años, los últimos 25 en Navia de Suarna. Él fue uno de los muchos lucenses que emigró ante la dureza de la vida en el campo. Cuando en 1974 ingresó en Correos, en una oficina de Barcelona, las condiciones laborales eran «moi duras, non como agora», recuerda. «Daquela os xefes eran bastante dictatoriais e traballábase en locais moi mal acondicionados. Alí cheguei a clasificar a correspondencia nun sótano pequeno que se usaba tamén de garaxe e no que estaban entrando e saíndo os vehículos de reparto», señala como prueba. Por ello, no dudó en liderar con otros compañeros una huelga a mediados de los años 70 con la que lograron mejorar esa situación laboral.

De aquella época recuerda también el volumen de trabajo -«houbo días que repartín ata 1.200 obxectos, entre cartas e paquetes», recalca- y anécdotas como los problemas que tenía para entregar el correo en una fábrica. «Había un can na entrada que se poñía tolo ao ver o uniforme, só che deixaba pasar se ías de paisano», dice entre risas. A inicios de los 80 le asaltó la morriña y aceptó un destino en Avilés para acercarse a su tierra. «Eran outros tempos, non había tanta rixidez dos mandos e os locais estaban mellor», dice. En 1985 completó el viaje de vuelta al recalar en Navia de Suarna, en donde estuvo hasta su jubilación. «Aquí a xente foi máis acolledora, véxoos como da familia», apunta como principal diferencia entre trabajar en el medio urbano y en el rural. Recuerda, entre otras cosas, que había personas mayores que vivían solas a las que tenía que explicarles lo que decían las cartas. «Pasei pola universidade popular, porque no trato coa xente aprendes moitas cousas». Tras prometer que visitará Navia de vez en cuando para mantener esos lazos, dice guardar también un buen recuerdo de sus colegas. Al hablar de ellos aflora su vena reivindicativa, al resaltar su valía y pedir que Correos les aporte «estabilidade no emprego».

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