Aniversario y fin de recorrido

Mariano Rajoy pasó por Santiago en el tercer aniversario de las elecciones que le llevaron a La Moncloa por mayoría absoluta. Pasó por Santiago para anunciar contribuciones a las obras de conservación y restauración de la catedral. Entramos, tras este aniversario y la cita de las locales y regionales de mayo, en lo que parece la recta final de la fómula que caracterizó los gobiernos desde la transición: alternancia en el poder del PSOE con el PP y, cuando fueron necesarios, pactos con los nacionalistas catalanes de CiU y vascos del PNV. El entendimiento con los nacionalistas ya no será posible para lograr mayorías y estabilidad. La sombra de los escándalos de las tramas de corrupción incrustadas en los partidos políticos, y en este caso en el PP, tapan la gestión del Gobierno en la crisis económica -logró librar a España de ser intervenida formalmente- y contribuyen esas tramas, con el descontento por una larga etapa de recortes, privaciones y paro, a que brille Podemos, ya como partido político, sobre el mapa electoral español. Todo hace pronosticar que entramos en el último recorrido de la fómula bipartidista que marcó tres décadas largas de estabilidad política en España. El escenario de la próxima legislatura se dibuja en términos de inestabilidad: carencia e imposibilidad de formular mayorías. Eso sucederá con una permanencia de altas tasas de paro. Todo apunta, como lo hace el informe de PwC, a que la recuperación de niveles de empleo similares a los anteriores a la crisis tardará más de una década. Es una mala combinación de factores: inestabilidad política y alto paro, sin olvidar el problema catalán. Y el vasco que pudiera sumarse a la agenda del derecho a decidir. The Economist, sorprendentemente, incluye esta semana también a Galicia en los riesgos secesionistas para España. Quizás Rajoy ayer en Santiago le dejó un mensaje al Apóstol para la próxima legislatura.

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