Ángeles Caso: ''Los políticos no deben jugar con la xenofobia. Es peligroso''

Es perfeccionista y meticulosa en todo lo que hace. Y, contrariamente a lo que podría desprenderse de su aspecto lánguido, de ese tipo de personas a las que nada detiene en su empeño en llegar al fondo de las cosas. Tras dejar atrás la vorágine que la envolvió tras ganar el premio Planeta, Ángeles Caso se dedica de nuevo a lo que de veras la hace feliz: preparar su próxima novela.

PREGUNTA: En su última obra, 'Contra el viento', aborda los problemas de los inmigrantes al llegar a su país de acogida. No es un tema habitual en la literatura actual, ¿qué fue la que le hizo decidirse por él?
RESPUESTA: Sí, la verdad es que no es muy frecuente. Y eso no deja de sorprenderme, porque los inmigrantes forman parte de nuestra vida y los novelistas contamos la vida, se supone. Eso al menos es lo que a mí me lleva a escribir.

P: Su fuente de inspiración fue São, una caboverdiana que trabajaba en su casa. ¿Qué fue lo que más la conmovió de su historia?
R: Me he inspirado en una serie de mujeres que han trabajado conmigo, no sólo en São, aunque ella es la más importante. De ellas me conmueven las vidas tan duras que llevan, su vulnerabilidad para las desdichas y, a la vez, la fortaleza y la valentía que tienen. 

P: Se ha tenido que meter a fondo en la piel de una inmigrante negra. Imagino que hay cosas que ahora ve con otros ojos...
R: Sí, desde luego. Creo que, sobre todo, he aprendido a quejarme menos. No nos damos cuenta de lo afortunados que somos por haber nacido en Europa, y en esta época concreta. La mayor parte de la población mundial vive en la miseria y nosotros nos pasamos el día quejándonos y sintiéndonos infelices por tonterías.

P: A São, que ahora reside en Lisboa, le hicieron reportajes y entrevistas tras la publicación del libro. ¿Su vida ha mejorado?
R: Quiero creer que algo sí. No en cuanto a sus condiciones cotidianas, pero sí para ser más consciente de su valía y de lo importante que puede ser para otras personas. Ésa es una enorme satisfacción, quizás la mayor que me ha dado este libro.

P: Ha compartido los 600.000 euros del Premio Planeta con ella, un gesto que llama la atención por inusual. ¿Sintió que era una obligación moral?
R: Por supuesto. Ella me regaló una historia fantástica que me ha permitido obtener un gran éxito. ¿Qué menos que compartirlo con ella…? Lo que me sorprende es que eso resulte inusual. Debería ser no sólo lo justo, sino lo normal.

P: Ha pasado ya un tiempo desde que escribió 'Contra el viento'. ¿En el momento en el que lo hizo podía imaginar que con la crisis aumentaría la xenofobia en este país?
R: Eso es algo inevitable. La historia demuestra una y otra vez que en los malos momentos surgen con fuerza los peores instintos. No hay más que pensar en la crisis de los años 20 en Alemania, que dio lugar a la toma del poder por los nazis. Es el ejemplo más extremo, pero no el único. Hay que tener mucho cuidado con esos rasgos monstruosos del ser humano.

P: ¿Cómo cree que va a evolucionar la xenofobia en España?
R: Espero que dominen el buen sentido y la aceptación del otro. Quienes creemos firmemente en los derechos humanos y en la necesidad de construir una sociedad más humana, tenemos la obligación de luchar insistentemente por esos principios. Y confío en que los políticos no utilicen el discurso xenófobo para conseguir votos. Ya ha habido algún indicio en ese sentido, y me parece un juego muy peligroso y dañino.

P: En una entrevista decía que "para liberarnos, explotamos a las inmigrantes". ¿No le parece una afirmación demasiado tajante?
R: La verdad es que no. Las occidentales hemos podido incorporarnos al mercado de trabajo porque ha habido todo un ejército de mujeres necesitadas, que antes procedían del campo y ahora de los países pobres, dispuestas a sustituirnos en nuestras casas a cambio de muy poco dinero y, a menudo, de un trato más que dudoso. Eso se llama explotación. No estoy en contra de que esas personas nos ayuden. Pero todo depende de en qué condiciones las contratemos.

P: Ha escrito sobre las inmigrantes y sobre las mujeres que sufrieron las consecuencias de la Guerra Civil ('Un largo silencio'). ¿Qué busca al dar voz al sufrimiento femenino?
R: Primero me gustaría aclarar que no he escrito sólo sobre mujeres, pero su mundo me interesa especialmente. Porque yo misma soy mujer, claro, y porque soy consciente de nuestra invisibilidad, de los estereotipos que dominan en esta sociedad, de las desigualdades… Ahora bien, yo diría que no escribo tanto sobre el sufrimiento de las mujeres como sobre su valor y su capacidad de lucha. No pretendo dar una imagen victimista, sino todo lo contrario.

P: Lo que detesta es que le digan que hace una literatura de mujeres para mujeres... 
R: Por supuesto, ¿a alguien se le ocurriría decirle a un escritor que hace literatura de hombres para hombres…? Me parece absurdo. Yo me he pasado la vida leyendo a autores varones que han escrito sobre personas de su mismo sexo, ¿así que por qué razón un hombre no puede interesarse por lo que pensamos las mujeres?

P: ¿Ha empezado ya a trabajar en un siguiente título?
R: Sí, creo… Tengo una idea para una novela, pero no estaré segura de nada hasta que empiece a escribirla. Mejor dicho, hasta que la termine. Ya me ha ocurrido llegar a la mitad de una novela, darme cuenta de que no funcionaba y tener que abandonarla.

P: Tras ganar el Planeta, el galardón literario mejor dotado en español, y arrasar en ventas, ¿qué le ilusionaría a nivel profesional?
R: La verdad es que ni los premios ni las ventas son mi objetivo. Todo eso está muy bien, por supuesto, pero no es una garantía de que lo que escribes sea bueno. Y lo único a lo que aspiro como escritora es a escribir buenos libros. Eso es lo que me ha movido en el pasado, en el presente y estoy segura de que también en el futuro.


P:
Es licenciada en Historia del Arte, pero lo más cerca que ha estado de ejercer han sido sus libros sobre personajes históricos. ¿Tiene alguna espinita clavada por no haber orientado hacia ese terreno sus pasos profesionales?
R: La verdad es que me mantengo todo lo cerca que puedo de ese mundo. Suelo dar clases y conferencias en museos, sigo leyendo e informándome y, por supuesto, disfrutando todo lo que puedo de museos, exposiciones, etc. Me hubiera gustado trabajar en un museo, pero cuando acabé la carrera, en el año 81, los museos españoles estaban muy cerrados, así que fui por otros derroteros.

P: En un momento dado, aparca el periodismo para volcarse en la literatura. ¿Qué ganó con el cambio?
R: Volver a ser yo misma. La literatura era mi vocación desde pequeña, ¡empecé a escribir a los 8 años! El periodismo me interesa mucho, claro, y además le estoy muy agradecida por las muchas cosas que me ha dado. Pero yo nunca me sentí verdaderamente periodista.

P: ¿Cómo recuerda su etapa en TVE, en la que presentó el 'Telediario' y el magazine 'La Tarde'?
R: Le confieso que me aburre mucho que me pregunten una y otra vez por ese asunto. Sólo trabajé dos años en TVE, y de eso hace ya 23. Antes y después he hecho cosas mucho más interesantes.

P: Ambas profesiones —periodismo y literatura— viven un momento crítico. ¿Es optimista en relación a su futuro?
R: Pues sí. La necesidad de contar, recordar y reflexionar es inherente al ser humano. Así que creo que ambas permanecerán mientras existamos. Pero yo no creo que la literatura esté en crisis. Si se refiere al cambio de soporte que va a suponer la irrupción en el mercado de los soportes electrónicos, no creo que vayan a cambiar nada respecto al contenido de los libros. En cuanto al periodismo, tiene que adaptarse a esa revolución inesperada que está siendo internet.

Comentarios