''Andamos sempre a cen, pero aínda colaboramos coa Anpa''

María Jesús Saavedra y Carlos López tienen cuatro hijas de 10, 9, 6 y 5 años, Icía, Andrea, Aroa y Sabela.

Las cuatro van a actividades: las mayores, a manualidades, batuka, pintura y música en el conservatorio, donde estudian segundo de viola. Las pequeñas hacen batuka, teatro, natación y baloncesto.

Su madre, María Jesús, no para en toda la tarde pero incluso así dice disponer de algún rato para hacer los recados.

«Hai ocasións en que teño que depender doutra xente, dun tío, dun curmán... pero poucas veces. Son administrativa nunha empresa privada e traballo de sete e media da mañá ás tres e media da tarde. As tardes miñas son delas», comenta.

Su marido es profesor de Secundaria, trabaja fundamentalmente de mañana, excepto dos días que también hace tardes.

«Teño unha rapaza na casa e as nenas quedan no comedor. Están de nove da mañá ás catro da tarde no colexio, en Paradai. E coas actividades prolongan a xornada ata as seis da tarde. Os deberes quedan para despois», indica.

María Jesús afirma que en su casa ha de haber un horario para las actividades. Si no, sería imposible acordarse. «Non lles queda tempo libre, pero tampouco o teñen para a Nintendo nin a Wii. Toda a semana están ocupadas. Andamos, tanto eu como o meu home, sempre a cen, pero aínda colaboro coa Anpa en facer cousas. Organizándote falo todo», dice.

La organización también se apodera de las tareas domésticas. Si no, manejar una familia de seis miembros sería bastante complicado.

«A fin de semana recollen a mesa e fan as súas camas. Tampouco dá tanto traballo a casa con tanta xente. Para cociñar, por exemplo, cociñas un pouco máis e xa está», explica.

María Jesús afirma que siempre quiso tener o dos o cuatro hijos, en número par. «Se tivese tres, pareceríame que quedaba unha medio descolgada», opina. Antes dos le parecían poco, ahora cuatro reconoce que le parecen bastante.

En lo que sí está satisfecha es que las cuatro sean chicas. «Tes o chip de que todas son mulleres e é máis fácil», piensa.

En el colegio
Óscar Vázquez tiene dos niños: uno, de 8 años, y otra, de 3. Sólo va a actividades el mayor y hace patinaje, fútbol y kárate. La suerte es que todas son en el colegio, el Sagrado Corazón. Por lo tanto, en este caso, ni el niño ni los padres andan muy estresados.

«Lo tenemos que llevar y traer nosotros pero siempre es diferente de si las actividades se hacen en sitios diferentes», opina el padre.

Óscar es comercial y siempre está de viaje. Su mujer, auxiliar de enfermería y trabaja a turnos, lo que la obliga a depender de alguien cuando trabaja de tardes o de noches.

«A medida que el nivel de exigencia del colegio sea mayor, habrá que repartir el tiempo o dejar alguna actividad sin hacer. Nuestro hijo no está estresado. Cuando no le apetece ir a las actividades, no lo forzamos», dice el padre.

Óscar cree que las actividades extraescolares son buenas «porque es una manera de que esté con más niños, haga deporte y no esté todo el rato en casa. Eso sí, hay veces que tenemos que depender de alguien para que lo lleve y lo traiga pero, de momento, siempre encontramos solución», afirma.

Comentarios