Ana Botella tira la toalla tras casi mil días de contratiempos

Casi mil días después de tomar el bastón de mando de manos de Alberto Ruiz-Gallardón, dos años y medio largos llenos de contratiempos, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha anunciado hoy que no concurrirá a las elecciones municipales del próximo año.

La tragedia del Madrid Arena y el largo proceso judicial que se llevó por delante a la mitad de su gobierno, el fracaso olímpico y su famoso "relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor", los recortes derivados de la crisis y las consiguientes protestas, la huelga de limpieza, la caída de árboles...

Ana Botella, de quien decían en el equipo de Alberto Ruiz-Gallardón en el momento del relevo, en diciembre de 2011, que era la mejor de todos ellos, se ha enfrentado a todos esos problemas a la vez que se ha mantenido en un permanente examen para evaluar sus posibilidades de encabezar la candidatura del PP en las municipales de mayo de 2015.

Desde el primer momento, cuestionada por algunos por ser alcaldesa sin haber sido candidata a la Alcaldía -fue la número dos de Ruiz-Gallardón en tres ocasiones-, Ana Botella ha tenido que gobernar con la presión de escuchar cada día que ésta o aquella compañera de partido -léase Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes- iban a moverle la silla para ocupar su puesto.

Solo una de sus principales cualidades, su lealtad política, ha hecho que sus problemas en el seno del PP -más exactamente del PP de Madrid-, revelados en escasas ocasiones a los medios desde dentro del partido, no hayan tenido un mayor protagonismo en estos meses de cábalas preelectorales.

En esos casi mil días Botella ha tratado de no perder la sonrisa pese a la adversidad que ha parecido perseguirla y hasta el último momento ha trabajado para mantener fuerte un gobierno municipal limitado por la deuda heredada y por los ajustes propiciados por la crisis.

Hace apenas dos meses, en el que ya será seguro su último debate sobre el estado de la ciudad, la alcaldesa realizó una veintena de anuncios, es verdad que ninguno de grandes dimensiones sino ajustados todos ellos a las posibilidades económicas del momento actual, que ella misma presentó como un "programa de futuro".

Eso sí, aquel día afirmó, de forma premonitoria: "a mí lo que me importa es el futuro de mi ciudad con independencia de dónde estemos los que estamos aquí sentados".

No era esa su idea cuando el 27 de diciembre de 2011 sucedió a Ruiz-Gallardón tras su designación como ministro de Justicia.

Entonces, Ana Botella había trabajado ocho años y medio al lado de Gallardón primero como responsable del área de Servicios Sociales y luego del de Medio Ambiente, y su ascenso a la Alcaldía era una recompensa.

Los que la siguen desde su llegada al Ayuntamiento al final de la primavera de 2003 saben que entonces todavía la llamaban "la señora", porque cada día llegaba a su despacho municipal desde el Palacio de la Moncloa.

Nacida en Madrid en julio de 1953, Ana Botella anunció en enero de 2003 su entrada en la política activa al aceptar ir en la candidatura popular al Ayuntamiento de Madrid en las elecciones de mayo siguiente.

Aunque es militante popular desde 1978, fue entonces cuando comenzó a dejar de ser la esposa del presidente del Gobierno para empezar a tener una personalidad política propia, una personalidad que no ha dejado indiferente a nadie.

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