Muimenta volvió a ser ayer, como cada 1 de mayo, un hervidero de decenas de personas de muy diferentes edades unidas un año más para sacar adelante la tradicional Festa da Filloa, en una muestra de unión vecinal de la que tomar ejemplo. El tiempo no acompañó, pero a los visitantes eso no les importó y acudieron dispuestos a saborear este particular postre, extendido por todo el mundo, pero que solo en esta localidad chairega honran por todo lo alto.
Cerca de 200 personas, entre filloeiras y, cada vez más, filloeiros, churrasqueiros y demás colaboradores, pusieron en marcha una fiesta que se encuentra ahora inmersa en los trámites para que sea catalogada de interés turístico nacional, cinco años después de recibir este reconocimiento a nivel autonómico.
