Alistair Brownlee, oro en un deporte ''para chiflados''

Alistair Brownlee, ahora campeón olímpico de triatlón, optó por este deporte porque, debido a su escasa difusión, tendría más posibilidades de destacar, y convencido, al igual que su hermano Jonathan, por su tío Simon.

Estos triatletas de Yorkshire, separados en edad por dos años, ya destacaban en estas "actividades veraniegas", especialmente correr y nadar, en las que ocupaban su tiempo de ocio, y a las que unió la facilidad para montar en bicicleta.

Metidos de lleno en el triatlón ahora se centran en un entrenamiento de entre 30 y 35 horas a la semana. Cinco de los siete días natación. Montar en bicicleta en seis o siete ocasiones. Y correr a diario.

La semana comienza para Alistair con 90 minutos de carrera, una hora de natación y otra de gimnasio. Dos, al final, encima de la bici. Una sesión que modifica, para evitar la rutina, en cada día de entrenamiento.

Con la medalla colgada al cuello y el himno británico por sonar, el mayor de los Brownlee ya no se arrepiente de haber dejado de lado la carrera de medicina que empezó en Cambridge. Fue su primera gran decisión. Para entonces ya había destacado en este deporte y los agentes y las firmas deportivas habían empezado a llamar a su puerta.

Este campeón olímpico de un deporte "para chiflados", como él mismo reconoció en alguna de sus entrevistas, ha tocado la gloria en los Juegos Olímpicos de su país. Fue el mejor en Hyde Park, tal y como se esperaba. Indemne a la presión popular, a los pronósticos y al decaimiento que solía padecer el máximo candidato en anteriores triatlones en los Juegos.

Alistair ya presume de un currículo más que reputado, al que ha terminado de lustrar. Tres veces campeón del mundo, una como júnior en 2006, otra Sub23 en 2008 y la definitiva, en Gold Coast, Australia, donde fue vencedor en categoría absoluto en Queensland en 2009.

A buen seguro el británico empezó a pensar en Londres cuatro años atrás, en Pekín 2008, donde participó de manera más o menos experimental, en silencio, sin repercusión. Al margen de la pelea. Acabó duodécimo. El primer británico de una prueba que en Londres ha contemplado a dos de sus representantes entre el podio.

En Hyde Park fue a ganar. Con la presión de favorito y ya a tono total después de un inicio condicionado por las molestias físicas. Impuso el ritmo y no falló. Dio la razón a los pronósticos y el oro fue suyo.

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