Alicia toirán pocas veces tiró la toalla en los proyectos que se involucró. Es más, en las ocasiones que se vio obligada a soltar lastre fue debido a la gente que le rodeaba. Lo intenta todo para alcanzar un objetivo aunque haya que salvar obstáculos y más de una zancadilla. Cuando se trata de un proyecto particular, las dificultades son menores o mejores de solventar, pero en el caso de estar mucha más gente implicada y aparecen muros infranqueables, hay poco que hacer. Tan solo queda retirarse, dejar la cosas que se tienen entre manos lo mejor posible, pasar página y dedicarse a otras tareas, ya sean personales o públicas. Alicia Toirán y el equipo directivo que la respaldaba intentaron por todos los medios que el regadío del Val de Lemos, construido en la época del franquismo, fuese efectivo, pues desde su creación solo benefició a unos pocos agricultores, dado que la mayoría de las infraestructuras se usan desde entonces para regar pequeñas huertas, jardines o para llenar piscinas en el verano. Después de doce años, ella y su equipo se retiraron de sus cargos y nadie cogió el relevo, por lo que la comunidad de regantes volverá a quedar inactiva, tal y como cuando ellos la pusieron en marcha con toda la ilusión del mundo.
¿Cuál fue la gota que colmó el vaso para dejar la comunidad?
Llegamos a un punto en el que, tras doce años de trabajo para sacar adelante la comunidad, nos encontramos cansados y queríamos un relevo. Por eso, se planteó una asamblea para elegir nueva directiva. Después de muchos avisos, se celebró el domingo pasado y resulta que entre los directivos y el resto de los regantes estábamos once personas. Es una cantidad que da prueba del interés, más si se tiene en cuenta que somos unos 9.000 propietarios de fincas en la zona de regadío. Empezamos la reunión y no se presentó ninguna candidatura.
¿No pensaron en continuar, como sucedió en otras ocasiones?
Personalmente, estoy en un momento de mi vida que tengo otras obligaciones y estoy cansada de intentar que esto salga adelante. Al resto de la directiva le ocurre lo mismo. Lo intentamos todo y más, y resulta que
