Alfoz acogió una nueva reunión de escritores en la Ponte Literaria de Vilaúde

Los integrantes de este proyecto se reunieron con el fin de mostrar su obra y donar libros ►Esta iniciativa de coloquio y poesía pretende promover la literatura y el activismo cultural
Algunos de los integrantes de la Ponte Literaria
photo_camera Algunos de los integrantes de la Ponte Literaria

Ponte Nova, en el barrio de Vilaúde, fue el punto donde varios escritores se reunieron este jueves para compartir opiniones, críticas, obra y legado. A las 18.00 horas y en mesa redonda comenzó el coloquio, que contaría con la presencia de autores como Manuel Lourenzo, Isaac Ferreira, Lionel Rexes o Iolanda Aldrei.

Junto al cauce del río Ouro se habla también de la tierra que lo nutre. "Auga, por favor", implora Isaac desde una tímida hoja que repasa, dice Lionel, "toda a nosa tradición oral". Habla de ríos, de fuentes, lagunas, de "ananas e xigantas". Del pasado que no pasa.

Algunos cierran los ojos para centrarse más en las palabras. Sobre la mesa de piedra, media docena de libros de los cuales sus dueños se despiden con cariño para que vuelvan a ser leídos por primera vez. Para que tengan nuevos dueños. Libros de poesía, de Xavier Carro, de Xosé Manuel Martínez.

En Ponte Nova de Vilaúde, Alfoz, tiene lugar eventualmente este coloquio literario de participación libre


Recuerdan años más tristes y de silencios contagiosos, años de represiones y de vencidos y de ganadores. Recuerdan a algún escritor que no se atrevió a callar, y a otros que sí lo hicieron. Ven en la palabra la revolución.

Manuel, ¿estás abstracto? Manuel se ríe y no, solo piensa en el teatro y en el grito libertador que supone la literatura en los tiempos complicados. Que qué difícil fue leer a Sartre o a Camus en los años sesenta. Pero no nos pongamos estupendos.

Siguen leyendo, obras de teatro, cuentos sobre cuentos y sobre leyendas de abuelas que se pierden como el polvo.

Hablan de Álvaro Cunqueiro y de Ramón Piñeiro, y de cómo el teatro interpreta pero nunca miente: las metáforas son poderosas.

Iolanda levanta temblorosa unos folios y entona brava una historia de marineros y naufragios, un cuento de gaviotas y regresos, de una sirena como tránsito entre vida y muerte.

Siguen sin abrir los ojos. La imaginación es más que poderosa y todos recuerdan y hablan de autores lejanos, de París y de Hitler, de Rogelia en Finisterre. De todas las puertas que abre la literatura y de la única que siempre estará cerrada: la monotonía.

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