Alfonso Carrasco: ''Me quedaré el tiempo necesario en Lugo; el tránsito no es bueno''

Alfonso Carrasco Rouco (Foto: Pepe Álvez)
photo_camera Alfonso Carrasco Rouco (Foto: Pepe Álvez)

Relajado y muy sonriente, monseñor Alfonso Carrasco Rouco reitera su "satisfacción" por la  buena acogida que tuvo nada más llegar a la diócesis de Lugo, al tiempo que expresa su voluntad de integrarse en la ciudad y contribuir con su trabajo a mejorar la vida de las personas. Pasaba ya media hora de la una de la tarde, cuando sonriente y relajado el obispo de Lugo, monseñor Alfonso Carrasco Rouco, accedía a una dependencia de una sede episcopal aún inmersa en pleno proceso de reformas y mundanzas dispuesto a intercambiar sus impresiones sobre su reciente ceremonia de consagración, además de esbozar sus proyectos y deseos para la diócesis y su gente.

—Joven, relevante y con posición social acomadada, ¿responde su perfil al paradigma de hombre de éxito del siglo XXI?
—Entiendo que la condición de obispo es algo que no puede describirse con criterios de éxito, que son insuficientes. Aun así, es cierto que el mío es el paradigma de un camino y de conductas que están guiadas por una buena providencia. El éxito es difícil de juzgar, pero es más importante la plenitud y el sentido de la vida.

—¿Qué imagen pretende o le gustaría dar a su nueva plebe?
—Pues no sé qué impresión quiero dar o no, pero desde luego nunca de distancia, porque la misión del episcopado es de comunión. Es cierto que todos vivimos con cierta distancia, pero espero poder encontrarme con las personas en una posición de cercanía y de respeto, a fin de lograr establecer una relación no sólo formal, sino que posibilite el encuentro.

—Su predecesor gozaba de fama de ser muy próximo y buen predicador, ¿cómo se definiría usted?
—Resulta difícil emitir juicios acertados de uno mismo, sobre todo cuando son los demás los que mejor conocen tus defectos y virtudes.

—En su alocución a los fieles posterior a la consagración no hizo alusión alguna al difunto fray José, lo que despertó más de una suspicacia. ¿Obedece a algún motivo concreto esta omisión?
—Sinceramente, no. La verdad es que me olvidé de muchas personas, a las que tampoco cité, pero no responde a nada en especial, simplemente que cuando preparé la intervención me olvidé. Nada más.

—Su nombramiento y posterior consagración como obispo de Lugo han estado rodeados de cierta polémica. ¿Le ha llegado a preocupar esta situación?
—No en exceso.

—¿Y le molesta que le cuelguen la etiqueta de ser un prelado conservador incluso antes de conocerle, tratar con usted y ver cómo es su labor?
—Sucede algo parecido, porque esto no supone ningún problema desde el momento en que todos los comentarios parten de gente que no tiene un conocimiento real de mi persona ni de como soy. Al no conocerme, los comentarios no significan problema alguno, aunque espero que esa gente sepa como soy cuando trate conmigo.

—¿Pretende que el suyo sea un episcopado sonado o es más dado a trabajar en la discreción?
—No me he planteado cuestiones de resonancia, sino que pretendo que este tiempo sea fructífero para las personas y para la sociedad de Lugo. La cuestión de la fama no es importante y menos para un obispo, que es una forma querida por Dios en el seno de la Iglesia y cuyo ministerio es hacer el bien y servir.

—¿Al aludir a la temporalidad deja entrever que su etapa en Lugo es meramente transitoria?
—En absoluto, pues me quedaré aquí el tiempo que tenga que quedarme. El tránsito no es bueno, pues no se puede hacer bien ninguna tarea si no se pone el corazón ello.

—Usted agradeció la "cálida acogida" que le tributaron a su llegada. ¿Está satisfecho por como han transcurrido estos días?
—Desde luego que sí, creo que todo ha salido bien y estoy muy contento por la ceremonia y por la buena acogida que tuve.

—Sin embargo, en la catedral no había demasiados fieles.
—En la actualidad, resulta obvio que la participación activa en la vida de la Iglesia es menor de lo que fue en otras épocas pasadas, al menos en determinados ámbitos.

—¿Significa este tipo de comportamientos que la cuestión religiosa ya no importa?
—La religión es una cuestión de gran interés social, tal y como se ha demostrado recientemente con la publicación de un documento de la Conferencia Episcopal Española que ha provocado una inminente reacción de la sociedad.

—La Iglesia es una estructura muy jerarquizada, ¿ha designado ya a su nuevo equipo de colaboradores más directos?
—[... sonríe] No, he pedido por favor a las personas que venían desempeñando este tipo de labores que continúen en las funciones que desempeñaban hasta este momento.

—¿Y cuál va a ser su primer acto oficial como obispo?
—La verdad es que no lo sé, pues aún no he cubierto la primera página de mi agenda como obispo de Lugo.

—Supongo que ya conoce las características generales de su diócesis, pero ¿le preocupa algo en especial?
—Lo que más me preocupa ahora mismo es empezar a trabajar cuanto antes.

—En apenas tres semanas, usted participará por vez primera en la elección del gobierno de la Conferencia Episcopal Español, ¿Con qué predisposición acude?
—No sé con qué me voy a encontrar, porque nunca antes he participado en una reunión de estas características. Voy, no obstante, predispuesto a escuchar y a aprender de la experiencia episcopal, pero creo que no me voy a hallar con grandes sorpresas, porque no las va a haber.

—¿Y qué ideas o propuestas respaldará usted con su voto?
—Insisto, no sé qué temas se van a proponer ni a debatir durante las jornadas de reunión. Lo que sí puedo decirle es que me parecen bien y que estoy de acuerdo con los últimos documentos publicados por la Conferencia Episcopal Española (CEE), pero es algo lógico, ya que éstos recogen las propuestas de los obispos.

—Usted no dudó en ofrecer cooperación leal a las autoridades políticas nada más ser consagrado obispo de Lugo, ¿espera una actitud similar por parte de estas instituciones?
—La cooperación es necesaria y debe existir siempre entre todas las instituciones. Me parece que es algo lógico y que contribuye al bien de toda la sociedad. Siempre debe haber colaboración y cooperación entre todos.

—Ya que huye de polémicas, ¿qué opina del progresivo laicismo de la sociedad? ¿Es una amenaza, un síntoma de madurez...?
—Creo que hay más alternativas, pues el laicismo es más bien una cuestión cultural.

AFICIONES / ''Me gustaría ir a ver un partido de baloncesto''

El cambio de residencia obligará a monseñor Carrasco Rouco a abandonar alguno de los hábitos que practicaba durante su estancia en Madrid, unos años en los que se dedicó a la actividad docente en el Instituto Teológico San Dámaso.

—¿Qué aficiones tiene?
—Me gusta pasear, porque me ayuda a pensar, y también oír música.

—¿Le verán los lucenses caminando por la ciudad?
—Me gustaría, aunque cada vez es más difícil, por los coches...

—¿Y qué tipo de música le gusta?
—Tengo discos de música clásica, pero también alguna colección de jazz, que me gusta mucho. Además, la que suena en la radio.

—¿Y qué queda de su conocida afición al baloncesto?
—Hace años que ya no lo practico.

—¿Irá al Pazo dos Deportes a ver un partido del Breogán?
—Me gustaría ir a ver un partido algún día, pero tengo que buscar a alguien que me acompañe.

—Lugo es una ciudad que ya le resultaba conocida, ¿o no?
—Conozco más o menos la ciudad, pero no los últimos desarrollos.

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