La aparición de monedas que parecen de un euro pero tienen un valor mucho menor ha puesto en alerta a muchos comerciantes y hosteleros de Lugo, así como a los clientes. Se trata de prácticas que se repiten con cierta regularidad y con distintos tipos de monedas, que en este caso parecen ser en su mayoría monedas de cinco pesos dominicanos, cuyo parecido con el euro es extraordinariamente notable.
El perjuicio es escaso, porque se trata de uno o dos euros por víctima, por lo que es normal que asuma la pérdida sin denunciar
Este diario ha podido constatar que varios clientes de establecimientos del centro y de otras zonas cercanas de la ciudad han recibido entre los cambios por sus pagos estas monedas, prácticamente imposibles de diferenciar a primera vista. El problema es que su valor es de aproximadamente 0,085 euros.
La Federación de Comercio, según explicó su presidente, José María Seijas, ya tenía noticias sobre este extremo, aunque de momento sin que se hubieran producido quejas oficiales en la federación. No obstante, Seijas aseguró que iba a dar cuenta a la Policía Nacional para que estuviera alerta.
La Policía Nacional, por su parte, también confirmó que hasta el momento no ha tenido denuncias sobre estos hechos, aunque consideró muy complicado que las reciba. La razón es que el perjuicio es escaso, porque se trata de uno o dos euros por víctima, por lo que es normal que asuma la pérdida sin denunciar.
Tampoco los comerciantes u hosteleros que lo detectan acudirían a la Policía, dado que los trámites y molestias que causa una investigación por delito de falsificación de moneda son enormes y no merecen la pena por esa cantidad.
Al contrario que otras ocasiones, las monedas dominicanas solo pueden circular de mano, porque aunque su aspecto es muy similar al euro, no lo es su peso, por lo que no son válidas para máquinas expendedoras o tragaperras. Sí cumplían este papel algunas detectadas en otras ocasiones en la ciudad, de origen brasileño. En ese caso, el aspecto no era tan parecido, pero sí la forma y el peso, con lo que se conseguía engañar a las máquinas expendedoras, ya que los dispositivos de estas se limitan a calibar esos parámetros.
