''Al llegar a Lugo me dieron ganas de salir corriendo''

A Praza Maior anterior á primeira remodelación
A Praza Maior anterior á primeira remodelación

Me llevaron a dar un paseo por Lugo. Me gustó mucho aquella ciudad tan distinta de Madrid, húmeda, y de grandes piedras cubiertas de musgo. Me fijé en que no había tranvías, en los grandes zapatos de madera -después supe que se llamaban zuecos-, en los paraguas abiertos, en las mujeres que llevaban cestos sobre la cabeza, con verduras o pescado, y sobre todo en la lluvia, que caía como si saliera de un perfumador, y parecía que no mojaba. Lo que más me gustó de aquella ciudad fue la muralla, por donde dimos varias vueltas, y el río, que yo no había visto nada parecido, de tanta agua que llevaba.

Jaime de Armiñan / Lugo

A verdade é que foi unha etapa feliz, pasábao moi ben. Iso si, lembro que na adolescencia se respiraba a sensación xeral de que Lugo era unha cidade morta, pouco interesante e na que non había moito que facer. Agora, afortunadamente, isto cambiou e a xente está máis orgullosa dela. E, aínda que botei raíces en Compostela, recoñezo que en Lugo se pode vivir moi ben.

Jorge Coira / Lugo

Cuando llegué a Lugo me extrañaban muchísimas cosas. Por ejemplo, ver en la Rúa Nova las lecheras, cómo salían las vacas de los portales. Era un Lugo muy paisano. Sin embargo era un Lugo de mucho señorío, de grandes señores que vivían muy bien, no digo económicamente, digo educadamente. Porque en Madrid ves mucha gente educada, pero aquí lo notas muchísimo más.

Concepción Teijeiro Revilla / Lugo

Cheguei a Lugo recén cumpridos os sete anos. Viñera algunha vez antes, sobre todo para ver a miña avóa Josefa que daquela vivía na rúa San Roque. Non lembro se nesas viaxes estiven no San Froilán. O que si recordo é o impacto que me causou a muralla pola porta de San Pedro e, como non, os gardas municipais que cubrían a cabeza cun gorro de prato que me chamara moito a atención, pero, sobre todo, sorprendeume como dirixían o tráfico, aínda que os coches eran poucos.

Xosé C. López Orozco / Lugo

Recuerdo la Praza Maior y el abrigo que proporcionaban sus soportales. También tengo muy presentes otros puntos de la ciudad como la catedral, el obispado o la Praza do Campo.

José Luis Iborte Baqué / Lugo

Á Avenida da Coruña, daquela aínda estrada, acórdoa de alcatrán e cos postes de teléfono polas beiras. Cando saiamos do colexio xogabamos á pelota nela. Pasaba un coche cada media hora, moitos eran os que levaban o peixe a Madrid.

Eugenio Sánchez Salgueiro, Xelín / Lugo

Al llegar a Lugo me dieron ganas de salir corriendo. La incesante lluvia -el 62 fue el año más lluvioso del siglo-, y una sociedad cerrada, donde no había otro entretenimiento que el cine y la misa, me despertaron una terrible morriña de la luz de San Bartolomé, donde el sol y el pregonero me despertaban cada mañana.

Tonina Gay / Lugo

Tengo recuerdos imborrables. Toda la familia junta, los paseos por los Cantones, mi vida salvaje en Frigsa en mitad del campo, la libertad de acción de moverme sin peligro... Quizás, por eso, me encanta la naturaleza. Frigsa no se parece en nada a lo que fue en mi niñez, hay un auditorio, pero lo que hay que intentar es que estos espacios no se vayan muriendo.

Paloma San Basilio / Lugo

En Lugo sempre fomos tremendamente chivatos. Sempre con esa teima de osmar no que fai este ou aqueloutro, e despois ilo contar. A verdade é que se os lugueses temos algunha virtude, a de ser moi xenerosos cos nosos veciños, esa non é. Esa é a verdade. Sempre houbo bastantes envexas, aquí é normal que se invente que un tipo fixo tal ou cal falcatruada, aínda que sexa mentira. Todo mundo a sabe, e todo mundo a cre. Todo o mundo di de primeiras: Home iso era sabido. Cousa que case nunca é certa.

Paco Martín / Lugo

He vivido dieciocho años en una ciudad de provincias, concretamente en Lugo. Cuando después vas a una ciudad grande como Madrid donde las relaciones humanas se vertebran de una forma completamente distinta, empiezas a entender los mecanismos que mueven a la gente. Yo para entender Lugo me tuve que marchar de Lugo. Todo el mundo se conoce y todo el mundo juzga a todo el mundo, lo cual es una carga terrible que no se puede imaginar alguien que haya vivido siempre en una gran ciudad. En una ciudad pequeña todo el mundo es célebre aunque sea alguien sin importancia, se puede hacer famoso un zapatero o un músico de la banda municipal. En una ciudad grande, no, porque lo que manda es el dinero y así se articula la vida social. Lo más interesante de la ciudad de provincias es la red de relaciones que se establece.

Marta Rivera de la Cruz / Lugo

El frío también era de calidad, vaya verano estoy pasando, pero por lo menos no llovía. Lugo estaba como siempre, aunque más romana que nunca con exposiciones y nuevas excavaciones de lo que fue el Lucus Augusti de la Hispania Romana. Por lo demás, nada nuevo, yo no he visto nunca una ciudad que se mueva con tanta lentitud, por mí que siga así, es lo que más aprecio de ella. En un quiosco de prensa que debía hacer muchos años que estaba cerrado vi, a través de un cristal grasiento, una revista que permanecía milagrosamente colgada de una pinza a la que el sol le había sacado todo su brillo, el anuncio de la muerte de Michi Panero de la que yo me enteraba en aquel momento, creo que la revista era del 2004. Recordé lo mucho que me había impresionado, en su momento, el ‘Desencanto’, la película de Chavarri.

Leo Coyote / Lugo

El gobernador civil pidió al Ayuntamiento que se aportase para el Frente de Juventudes un tanto por ciento del total del presupuesto municipal, y no solo del correspondiente a ese año, sino de cinco años atrás. Yo no me opuse a la aportación, porque la consideraba interesantísima, pero la escasez de nuestros medios económicos por una parte y las necesidades apremiantes, lo impedían. Le hice ver al gobernador que nuestra aportación no era posible, pero él -un gran gobernador, por cierto-, interpretó mi postura como opuesta al objetivo que se perseguía. A raíz de esto las relaciones entre ambas partes fueron haciéndose cada vez más crudas, más difíciles y un buen día yo dirigí un escrito al ministro de la Gobernación, diciéndole que era incompatible con el gobernador y que ponía mi cargo a su disposición; pero no admitieron la renuncia y seguí siendo alcalde y procurador en Cortes casi un año más. Al pasar unos nueve meses, el subsecretario del Ministerio me preguntó si la tirantez había cesado, o si yo estaba dispuesto a ceder. Contesté que no, que todo seguía igual y me admitieron la petición de cese.

Manuel Portela Nogueira / Lugo

De Lugo tenía yo distintos informes. Mi tío Cristino, por ejemplo, -el tío con el que viví durante nuestra guerra-, agente comercial, conocía Lugo y me lo presentaba como un poblacho viejo, destartalado, aburrido, sin vida. Decía que era mejor Ciudad Rodrigo, lo que ni era ni es cierto. Mi pariente, el jefe de la Policía Armada de la ciudad, me hablaba de Lugo como una amable ciudad donde se vivía francamente bien. Iba, pues, sin saber a qué carta quedarme.

Lázaro Montero / Lugo

Antoloxía da Memoria de Lugo:El Progreso: luns, mércores e sábados.TeleLugo: martes, ás 22,00 horas. Reemisión diaria. Dirección: José de Cora. Imaxe: Memé Díaz. Ilustracións: Vinicius. Fotografía: Arquivo EP.

Comentarios