Al fin rumbo en Pescanova

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Marineros sin patrón. La nueva vida de Pescanova demostrará que la suya fue una suspensión de pagos singular, por ser amable en la valoración. Ni un expediente de regulación de empleo, sin apenas despidos, al día en sus pagos por obra y gracia de una línea extra de crédito, con las ventas resentidas lo justo, presente en prácticamente todos los países y canales comerciales de siempre y sin apenas hacer desinversiones para tapar agujeros... Un añito en el infierno, como cantaba la afición del Atlético de Madrid cada vez que tocaba bajar a Segunda División. Y, esta vez, también ha sido poco más de un añito el tiempo que Pescanova ha estado en el túnel del concurso de acreedores.

La segunda multinacional gallega navega hasta sin timonel. Lo ha hecho durante este año y lo hará a partir de ahora, hasta que la banca haga efectivo un nuevo reparto de poder en su capital, que se sustanciará, proporcionalmente a la deuda acumulada, en cuatro entidades claves: Sabadell, Popular-Pastor, Novagalicia y Caixabank. A ellos se suman BBVA, Bankia y la italiana UBI Banca, pero con menor peso.

Con su decisión de levantar el concurso de acreedores, resolver la fase de convenio y relevar a los administradores de Deloitte, el juez que lleva el concurso cierra en tiempo récord una puerta y abre otra. La etapa que deja atrás Pescanova supone también el triste adiós a un presidente que nunca necesitó. Fruta madura en unos seis meses.

Con su salida de la presidencia, Juan Manuel Urgoiti López-Ocaña no deja huérfanos. Ni apenas lamentos. Estaba escrito en un guión que sus padrinos, los Carceller de Damm, no pudieron ni quisieron interpretar, y que se diseñó en los despachos de quienes siempre llevaron en la sombra el timón, los bancos. El buque insignia de la pesca gallega tiene tales dimensiones que hasta con piloto automático puede navegar. Lo ha demostrado durante el último año, entre bandazos de una crisis sin apenas precedentes en la historia empresarial de este país. Tan prescindible era Urgoiti que el maltrecho consejo de administración de Pescanova, mientras observa cómo los acreedores financieros hacen y deshacen para sacar a flote el grupo, ha decidido mantener sin presidente la compañía hasta la próxima junta general, cuando todo esté medianametne clarificado, allá por el último tramo del año. Ni la misión está cumplida, como dice Urgoiti, ni lo hecho ha sido gracias a su gestión. Ahora, a sus 75 primaveras, lejos de Pescanova, como también lo está del Banco Gallego, el financiero tendrá mucho más tiempo para asesorar a las grandes fortunas gallegas en la compra de obras de arte, que es realmente lo suyo.

Miremos al futuro. A esa puerta que se abre ahora. Lo cierto es que no está nada claro que uno de los primeros grupos mundiales de alimentación logre mantenerse intacto a partir de ahora, cuando llegará una fuerte reestructuración de la red de filiales en España y la solución, que será crítica, para determinadas inversiones en acuicultura, la perdición en su día de la política expansiva de Manuel Fernández de Sousa. Serán los bancos quienes monitoricen la transición a lo que se denomina Nueva Pescanova, en una suerte de Comité de Vigilancia que no es otra cosa que un consejo de administración paralelo y transitorio. Vigilará, desde luego.

El cese de los administradores concursales no alejará a Senén Touza de Pescanova. Los bancos lo quieren para el nuevo timón, encarnado como consejero delegado y primer ejecutivo por debajo de una presidencia figurativa que recaerá en Jacobo González-Robatto, del Popular. Touza es pretendido, pero la banca conoce bien su salario en Deloitte, y es muy poco probable que finalmente acepte la oferta y se haga con las riendas ejecutivas. Aunque el consejo de administración (tres miembros ahora, al que se suma el recién nombrado César Mata) se atribuya funciones, lo suyo no serán sillones en la planta noble de Chapela, sino fríos taburetes. Es lo que hay para los Yago Méndez y compañía, supervivientes por accidente de este trance que ha sido el concurso de la multinacional pesquera.

Para que las aguas vuelvan a bajar tranquilas en Pescanova, el grupo y la banca tendrán que levantar la cabeza y mirar a su alrededor, a unos accionistas minoritarios que no las tienen nada consigo. Otro tanto sucede con los titulares de bonos convertibles en acciones, que no apoyaron la propuesta de convenio y se encuentran entre los grandes acreedores. El camino a desbrozar pasa en este caso por los juzgados. Pescanova sale a flote, sí, pero todavía tendrá que transitar otro año por aguas hostiles hasta ver el horizonte al fin despejado.

HOJAS de ruta que las carga el diablo. En demasiadas ocasiones Galicia ha sido sufridor testigo de anuncios de plazos que acaban en un punto de fuga que se pierde en la eternidad. Pasó con la bienvenida a los contratos de Pemex, por ejemplo. Ahora, y tras la compra de Novagalicia por Juan Carlos Escotet, certezas son las que necesita el nuevo propietario. Y, sobre todo, sus empleados y su cuadro directivo. Y ya están sobre la mesa. Será una junta general ordinaria, convocada para el 23 de junio, la que marque una nueva era en la entidad, tan necesitada de estabilidad. En el orden del día, los tres administradores del Frob han deslizado el nombramiento de un nuevo consejo. Para entonces, certeza será el plácet definitivo a la operación por parte de Bruselas, con o sin los sustanciales retoques planteados por Banesco. Y es un suponer que también la certidumbre habrá llegado entonces a los miles de preferentistas que han visto su dinero atrapado y esperan respuesta en un limbo de responsabilidades. En este caso, la decisión que se tome para los clientes de NCG será referencia para otros, como Catalunya Caixa. De ahí la trascendencia.

Esa fecha del 23 de junio, representa, en síntesis, el comienzo de una cuenta atrás para hacer realidad el traspaso de NCG. Quedan mientras los matices de Bruselas, el cierre a la configuración del equipo, y saber qué consejeros independientes acompañarán a Escotet en esta aventura. Y qué será de ese poco más del 9% del capital que se reparten los preferentistas minoristas (4,36%, unos 158,8 millones en balance) o mayoristas como Caser (2,75%) y EC Nominnes Limited (2,28%). Y, por supuesto, la nueva marca.

José Manuel Revuelta

A Navantia no le hacen falta gestores, solamente políticos

Que el futuro de una empresa, por muy pública que sea, se resuelva en el Consejo de Ministros y a cuarenta y ocho horas de unas elecciones dice mucho de un Gobierno. Pero lo hace mucho más de la empresa y sus gestores. Navantia respiró con la contratación del flotel de Pemex y, ahora, con el nuevo encargo de Defensa, se apuntala la actividad en Ferrol. En ambos casos es la clase política la que, en tiempo de descuento, sale al rescate. En el caso del nuevo buque para la Armada, con dinero público y un préstamo sin intereses. En esto, nada de austeridad.Pero, ahora, la pregunta debe dirigirse a la sede de la compañía, en la pija y madrileña calle Velázquez. ¿Dónde está José Manuel Revuelta, el presidente del grupo? ¿Y su consejo? ¿Qué resultados puede ofrecer Revuelta desde que asumió todo el poder ejecutivo tras la precipitada marcha de su consejero delegado? En Navantia, adiós a la gestión. Bienvenida la política.

Pablo Isla

Inditex se convierte en silencio en el gran zapatero de España

Como siempre, y cuanto menos mejor, Inditex no dice esta boca es mía ni para reconocer las evidencias, que le atribuyen tanto sus competidores como las patronales del sector del calzado. Y es que la compañía presidida por Pablo Isla se ha convertido ya en el gran frabricante de zapatos del país. Tempe, una histórica filial asentada en Elche, cuna del calzado, se va ya a los 835 millones de euros de facturación anual (por encima de grupos como Calvo o un pelín por debajo de Coren, para hacernos una idea) y comercializa 52 millones de pares de zapatos al año. Camper, un lógico competidor, se queda a su lado en 220 millones de ingresos. Con Tempe, y en silencio, Inditex vuelve a sorprender. Y a buen seguro que lo seguirá haciendo. La pregunta ahora es si el mercado, es decir, la Bolsa, reconocerá registros como estos y dejará de penalizar al valor por creer que llegó a su techo.

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