350 mujeres de la Santa Cruz sacan la Esperanza tras un año a cubierto

La Semana Santa de Viveiro afronta su recta final tras cosechar un éxito «apoteósico» el Viernes Santo, con procesiones multitudinarias
La Esperanza a su paso por la plaza (izquierda), hachones y María al Pie de la Cruz (arriba a la derecha) el viernes.
photo_camera La Esperanza a su paso por la plaza (izquierda), hachones y María al Pie de la Cruz (arriba a la derecha) el viernes.

La lluvia impidió el año pasado la salida de la procesión de la Esperanza de la Resurrección en Viveiro pero en este Sábado de Gloria sí pudo hacerlo en todo su esplendor y con gran emoción por parte de las 350 integrantes de la Hermandad de Mujeres de la Santa Cruz que se encargaron de dar vida al desfile, 66 de ellas como llevadoras del paso de Nuestra Señora de la Esperanza, una bellísima imagen del imaginero cordobés Romero Zafra del año 2010 que lucía su impresionante manto del también cordobés Antonio Villar y la majestuosa corona que confeccionó el joyero vivariense Óscar Rodríguez.

La comitiva salió con marcada disciplina de la iglesia de San Francisco, compuesta por las 350 mujeres engalanadas con los hábitos de terciopelo blancos y verdes, «el color de la esperanza», comentaba la hermana mayor, María del Carmen López, el mismo color que predomina en el manto de su santa, una imagen que a pesar de ser de reciente creación cuenta ya con muchos devotos que la visitan todo el año en su lugar de exposición, en los claustros de San Francisco. Acompañaban a las llevadoras otras mujeres con los hachones, los estandartes, los tambores y las niñas y jóvenes «aspirantes» de la hermandad.

La procesión de la Esperanza de la Resurrección representa la parte más moderna de la Semana Santa de Viveiro, una celebración que hasta hace una década terminaba con las representaciones del Viernes Santo. «Para los cristianos lo más importante es la resurrección, así que la Hermandad de las Siete Palabras hizo el Vía Lucis con el Resucitado y María Camino de la Luz -que desfilan hoy- celebrando esa resurrección y para el sábado, que quedaba sin nada, trajimos esta Esperanza como el tránsito entre la pasión y la resurrección», explica la hermana mayor.

viernes. Precisamente el Viernes Santo fue «una apoteosis, un día completísimo», asegura López, también portavoz de la Xunta de Cofradías. La jornada empezó fuerte con uno de los actos más emotivos, El Encuentro, con imágenes articuladas que dramatizaban las escenas en las que se representaban las tres caídas de la imagen de Jesús con la Cruz a Cuestas (siglo XV) y el acercamiento de La Verónica y La Dolorosa (siglo XVIII) para secarle el rostro con sus pañuelos, una procesión en la que también participó la imagen de San Juan, que salió en busca de la Virgen. Tanto la Praza Maior como el atrio de Santa María rebosaban de gente en este acto organizado por la VOT y predicado por el vicario general de la diócesis, Antonio Rodríguez Basanta.

El viernes fue un día lleno de actos y el siguiente fue el también multitudinario Sermón de las Siete Palabras en San Francisco, conducido por el párroco Juan Basoa, que «conmovió» a los asistentes. Ya por la tarde y de nuevo en el atrio de Santa María fue el acto del Desenclavo, también con imágenes articuladas, en este caso las del Cristo del Desenclavo, La Dolorosa y San Juan. La cofradía del Santísimo Rosario organizaba esta escenificación y también la procesión del Santo Entierro, que saldría algo más tarde con los pasos de La Magdalena, San Juan y el Santísimo Cristo Yacente, todos ellos de José Tena. Esta última imagen está custodiada por cuatro ángeles que portan los atributos de la Pasión, obra de Rodríguez Puente, y acompañaba a todo el paso como escolta una guardia romana. La Virgen de la Soledad, de José Rivas, completaba la procesión, en la que participaron las autoridades.

Ya de noche salió de San Francisco la procesión de la Pasión, que organiza la cofradía del Cristo de la Piedad con sus filiales: las hermandades del Prendimiento, las Siete Palabras y la Santa Cruz, que llevaban grupos escultóricos de El Prendimiento y El Calvario, además del Santísimo Cristo de la Piedad acompañado de la banda romana de tambores de la cofradía, y de María al Pie de la Cruz, que llevaban las mujeres.

El broche de oro lo puso la procesión de Os Caladiños, organizada por la VOT, un desfile que no busca esplendor, sino todo lo contrario, una devoción silenciosa en a lo largo de un recorrido iluminado por velas y en el que solo se oyen los pasos al caminar. Participaron los pasos de La Verónica, San Juan y la Virgen de la Soledad.

Más larga La procesión del sábado y el Vía Lucis de hoy extienden la Semana Santa vivariense, que antes terminaba con la pasión Singularidad El Viernes Santo estuvo cargado de actos emotivos, como El Encuentro, con imágenes articuladas, o el desfile de Os Caladiños

Comentarios